Última entrevista en Radio Ibi correspondiente al 10 de ABRIL del año 2015

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jueves, 21 de octubre de 2010

malos humos...



Cola de un cine. Proyectan, entre otras muchas, la última entrega de Toy Story, dicho sea de paso, gran película de animación que recomiendo tanto si se tienen niños como si no. En la cola, abundan preferentemente padres con niños pequeños. En mi caso, mis dos hijos y mi mujer vienen conmigo. Justo delante un indivíduo sostiene un cigarrillo aproximadamente a la altura de la cara de mi hijo menor (no llega a los cinco años). El niño musita, tapándose la cara y apartándose "qué ajjco papi". Si, verdaderamente, las actitudes de alguna gente dan asco. El niño, sin pretenderlo, ha dado en el clavo.

No soy fumador. Jamás he fumado, ni un cigarrilo, ni un puro, ni un porro ni una pipa de agua, ni nada. Me molesta el humo, como al 99% de los no fumadores. En mi casa mis padres nunca han fumado. Pero como todo el mundo, tengo familia y amigos a los que quiero y aprecio que sí lo hacen. Y sé cuán jodida y puñetera puede llegar a ser la adicción a la nicotina (y los añadidos a los cigarrillos que potencian la adicción) y cuánto les cuesta dejárselo a los que lo intentan. De hecho, pocos fumadores hay que no te reconozcan que quieren dejarlo. Que es un vicio tonto, caro y nefasto para la salud. Cuando era pequeño y los domingos iba a comer paella a casa de mis abuelos maternos, mi abuelo Paco encendía un ducados después de comer y me hacía pasar el peor rato del domingo. Con lo buena persona que era. Pero hasta mi abuelo, que lo único que hizo en su vida fue trabajar como un bestia y tenía derecho a echarse su cigarrito después de comer, se iba a la punta del comedor y a última hora se salía al patio. Y eso que estaba en su casa. Todo para no molestar a su nieto.

Volvemos a lo de siempre, educación, o mejor dicho, la ausencia de ella. No es cuestión de vicios, ni de ansiedades, ni de libertad, ni de respeto. Es cuestión de todo lo anterior aplicado con buena, mala o ninguna educación. Si se tiene un mínimo de educación uno adecúa sus vicios y sabe donde puede ejercerlos sin molestar ni ofender. Si se tiene un mínimo de educación uno regula su ansiedad y si está muy ansioso, procura no tomar cosas que la quiten fumándose en la cara de los demás, y menos si son niños. Si uno ama la libertad, sabe ejercerla y disfrutarla y comprende, sobre todo, que termina donde empieza la del otro; en este caso en la cara de un niño (o adulto) que no quiere fumar. Si uno tiene respeto, entiende perfectamente, que en la cola de un cine, de un Mc Donald's, de un circo, de un expendedor de tickets de feria o de una churrería (en todos esos sitios he vivido escenas similares en carne propia o ajena) donde hay niños y donde hay aglomeración de gente, no se fuma. Simple y llanamente.

Lo anterior
, unido a toda una larga serie de abusos consentidos por los no fumadores durante decenas de años, ha llevado a que paguen justos por pecadores y al final, los fumadores maleducados (hay educados también, por supuesto y no fumadores maleducados e insoportables) han conseguido que las leyes entren a regular el espacio donde se puede y no se puede fumar. Hablamos siempre de espacios públicos. En privado, faltaría más, uno puede fumarse quince paquetes, hacerse piercings en los pezones o tatuarse hasta en sus partes pudendas.

Así que como desde el 2 de enero entrará en vigor la ley aprobada ayer en el parlamento y se va a debatir y vamos a escuchar opiniones a favor y en contra de todos los colores, yo dejo aquí dicha la mía. Como dice el gran Harry el Sucio y he repetido varias veces en este blog, lo malo de las opiniones (o lo bueno) es que son como el culo. Todo el mundo tiene una. Pero las encuestas, donde no se ve la cara de la gente, son abrumadoras. Más del 70% de los ciudadanos está a favor de estas medidas. Otra cosa será, que el gobierno cuando obligó a los hosteleros a separar zonas de fumadores y no fumadores hace cuatro años, la cagó hasta el fondo. Entonces se debió de aplicar ya la norma como ahora se pretende, y no después de haber obligado a mucha gente a gastarse pasta en reformas que ahora no sirven para nada. Pero eso es harina de otro costal.

6 comentarios:

  1. Justo, es cuestión de educación, el problema es que escasea, y entones aparecen las leyes para "organizar" a todos esos. Vivo en un bloque y hay gente que es incapaz de no encender el cigarro en el ascensor (cuando van solos y creen que no afectan a nadie) para bajar de un segundo piso. Luego entro yo. Eso es lo que hay.

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  2. Te equivocas, las reformas han servido, y mucho. Han servido para que haya zonas libres de humo en los establecimientos hoteleros, para que todos apreciemos lo bien que se está sin el humo del cigarrillo. Han servido para contribuir a ese 70% de apoyo que tiene la nueva Ley. Han servido, al fin y al cabo, para hacer la conciencia social necesaria para que este paso, lógico, se pueda dar. Y a los hosteleros para facturar, que algunos no lo hicieron y perdieron cuota de mercado. Ya tienen la instalación amortizada. Y si no, de todas maneras no la han de amortizar ya.

    En cuanto a la mala educación... ahí habría mucho que discutir. Yo soy ex-fumador y comprendo mejor que tú los mecanismos que llevan a prender un cigarrillo. En primer lugar es, en muchos casos, un acto reflejo, como el que estornuda o se suena los mocos. Un acto que se hace sin pensar, sin reflexionar, ya que tu cuerpo te pide la droga. En segundo lugar una cola es un lugar propicio para desencadenar ese mecanismo, pues estar en cola significa estar esperando, y la espera desencadena, invariablemente, las ganas de fumar. Si estás ocupado y con las manos atareadas, es más difícil que se desencadene el mecanismo. Y en tercer lugar un fumador es un drogadicto, y como tal necesita su droga. Claro que la persona puede oponerse al deseo de fumar porque está en un lugar inadecuado, pero muchas veces, muchas, enciendes el cigarrillo sin pensar, mecánicamente. Con esto no pretendo disculpar a nadie, solamente que los que no habéis sido fumadores comprendáis un poco más a la gente que sí lo es.

    Ahora llevo un año sin fumar, y el otro día en una comida con unos amigos una chica que se sentaba a mi lado se encendió un cigarro, y me preguntó cómo llevaba lo de no fumar. Le dije: "ahora mismo te daba una torta, te quitaba el cigarrillo y me lo fumaba tan pancho" porque siempre eres un fumador (como siempre se es un alcoholico) y las ganas de fumar te vienen en los momentos mas inesperados.... otra cosa es que hayas aprendido a vencer esas ganas y no vuelvas a fumar, pero eso a cada uno le cuesta lo que le cuesta, y a cada uno lo suyo.

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  3. Efectivamente, los no fumadores hemos tragado mucho (humo y bilis) durante muchos años. Recuerdo cuando ibamos con el Instituto a esquiar, que nada más salir de Ibi los fumadores encendían sus pitillos. Eso en un espacio tan reducido y con un viaje de más de diez horas por delante era una auténtica barbaridad. Y nos aguantábamos. Ahora eso resulta inconcebible. Pues eso mismo sucederá dentro de unos años cuando todo el mundo tenga asumido que en un bar o en un restaurante no se fuma. Se come, se conversa, se apreciarán mejor los sabores y los aromas y no tendremos el pelo o la ropa con olor a humo. Poco a poco, todo llega
    Jordi

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  4. Fumar no es un derecho. Que no te fumen en la cara ni en espacios cerrados (públicos) sí lo es. Tan sencillo como eso
    Una mare

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  5. Por tomármelo con humor, el centenario villancico "25 de diciembre, fum, fum, fum", habrá que cambiarlo. Bromas a parte, está muy bien. Va siendo hora de que si el civismo no es la norma, se vaya imponiendo, que yo también estoy muy hartito de tragar humo sin ganas.
    Rubén

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  6. Ja que parles de fum, es el que ens estan venent aquesta gent pepera tota la lel.lislatura i la pasada. No més amb la meitat de les troles que ens has explicat al teu blog, uns altres estaríen ja hon brama la tonyina. Fum i mes fum. Pos aixó, fumando espero que s'en vagen a fer moltes punyetes el 22 de maig de 2011
    Sara montiel

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