Última entrevista en Radio Ibi correspondiente al 10 de ABRIL del año 2015

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martes, 19 de octubre de 2010

Incapaces de disfrutar


Este verano, parece que hace un siglo, la selección Española de fútbol se proclamó campeona del mundo. Suena tan fuerte que, aunque eso sea para los próximos cuatro años y una estrella en el pecho de la camiseta nos lo recuerde cada vez que vuelve a jugar, los españoles tenemos una extraña capacidad para estar permanentemente cabreados o buscando motivos para enfadarnos por cualquier cosa.

Porque lo bueno de que España se haya proclamado campeona del deporte más seguido del planeta no es solamente el gustirrinín que da el momento. Lo que farda (ya no se estila este palabro) durante los próximos cuatro años ir a jugar asmistosos al lugar más recóndito del planeta con la vitola de campeones, sino sobre todo, lo bien que lo pasamos durante al menos seis días de este verano, juntándonos con amigos y familia alrededor de unas cervezas y brincando y abrazándonos por algo tan inverosímil como que once jugadores metieran un gol más que el contrario. Qué quieren que les diga. A ver en nuestro día a día, cuando damos saltos de alegría y nos abrazamos todos para celebrar algo últimamente, aunque seguramente si lo pensáramos, deberíamos de dar gracias más a menudo por cosas sencillas.

Dicho lo anterior, resulta que se otorga el premio Príncipe de Asturias a la selección española de fútbol y la volvemos a liar. Sinceramente, nos gusta estar enfadados entre nosotros. Entre tanto organismo oficial bien pagado, Federación Española de fútbol, liga de Fútbol profesional, secretario de Estado para el deporte, presidentes de los clubes profesionales, asociaciones de jugadores, etcétera, etcétera, ¿nadie fue capaz de consensuar una lista de jugadores que asistiera y de planificar el calendario liguero para permitir una cosa tan sencilla como estar un par de horas en Oviedo recogiendo un premio? ¿De verdad nos quieren convencer que, el hecho de que un jugador se desplace un día antes de un partido a recoger un premio, le va a producir tal grado de desconcentración que le impedirá rendir en el partido como corresponde?

Sólo faltaría, que a estas alturas del partido, algunos quieran dar lecciones a otros de sentir los colores y ese tipo de cosas y de intentar comparar, dependiendo del origen del jugador de turno, qué equipo se siente más español que otro. Es simplemente un poco de organización, sentido común y, com diem en el meu poble, tindre un poquet de trellat. Pero insisto, en este país, buscamos siempre motivos para el desencuentro y no al revés. Hay un refrán que dice que si uno no quiere, dos no se pelean. Aquí lo hacemos bueno al revés, si uno quiere, dos acaban peleándose, seguro. Como diría el gran Forges, ¡QUÉ PAÍSSS!

6 comentarios:

  1. Macho, lo has clavao. Ni quito ni pongo. Es que somos la leche. Cuánta agua limón i quan poc trellat que tenim quan volem
    Jordi

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  2. En España somos 46 millones de entrenadores, y 46 millones de dirigentes. Resulta que le dan el Principe de Asturias a la selección de fútbol. El entrenador de la selección representa ampliamente y a la perfección al colectivo ¿para qué es necesaria la presencia de los jugadores en Oviedo?. Estos señores son profesionales que cobran de sus equipos, que se deben a ellos y que pueden hacer (o deshacer) según quieran quienes les pagan. Y si al entrenador en cuestión le da por no permitir que sus jugadores se vayan de fiesta, pues muy bien que me parece, que para eso cobran un pastón del equipo. Y cualquier otra consideración es no querer ver lo obvio, que esos chicos pertenecen a sus clubs, punto. Que les pague su sueldo y su ficha la federación, si pueden.

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  3. Luego queremos que en el extranjero le den a los premios Príncipe de Asturias la importancia que se merece. Si no se la damos aquí. Cuando hay que ir a por el balón de oro, suele ser entre semana y creo que aún nunca ningún jugador ha dejado de ir. Y ya no hablemos de los viajes para compromisos publicitarios. Pero como dices, bastaría haber consensuado una lista. Yo entiendo que con el entrenador y los capitanes bastaba. Pero ni en eso hemos podido ponernos de acuerdo. Aunque veremos qué acaba sucediendo
    J.R.

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  4. Pero ahora, con tanto programa deportivo en el que acuden habitualmente periodistas que son más ultras que los ultras, hay que alimentar este tipo de cosas. El marca es el periódico que está en todos los bares de España, y hay que alimentar estos periódicos que fomentan poco el intelecto y mucho el sensacionalismo barato. Mientras la gente está pendiente de donde la mete el novio de Belén Esteban o de si Casillas va o no a recoger el príncipe de Asturias, no se preocupan de otras cuestiones más importantes
    Rubén

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  5. En el deporte se admira al mejor, sea de la nación que sea ¿o no? Curiso este país que necesita ir forjando el patriotismo a base de victorias deportivas. Siempre he recelado de esa peligrosa asociación deporte/nacionalismo.

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  6. Hace falta algo más de relax, de escuchar los argumentos del contrario, de disfrutar de los buenos momentos. Aquí preferimos seguir en estado de crispación permanente. Que hubiera una guerra civil tan bestia como la que hubo hace setenta años no es casualidad. Parece que aquí todo es así. Si yo opino esto, el que no opina como yo es mi enemigo. Pero bueno, al fin y al cabo, todo esto viene de celebrar una victoria fantástica que nos dio a todos mucha alegría. Así que, vaya quien vaya a recoger el premio, viva España.
    A.

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