El adiós de Agüera: Fin de un ciclo

Cuando escribo estas líneas estoy todavía intentando digerir los acontecimientos de un día de sobresaltos, noticias inesperadas, llamadas a todas horas, mensajes, whatsapp, mails y noticias que se atropellan las unas a las otras y a veces no dejan ver el bosque. Desde que ayer a primera hora de la mañana nos daban la noticia de la dimisión de Miguel Ángel Agüera hasta la finalización del pleno de las 19 horas y la posterior rueda de prensa los acontecimientos han ido variando de las presunciones a las certezas, de los rumores a la cruda realidad. Desde la entrada y registro en el domicilio del dimitido concejal, hasta los producidos en otros de funcionarios del área de urbanismo o en algún momento del día, hasta sonó que habían registrado también la vivienda de la primera edil, rumor éste que al parecer no era cierto. Porque nadie, absolutamente nadie del equipo de gobierno dio ningún tipo de información. Nadie parecía saber nada. Porque ayer quienes dirigían el Ayuntamiento de Ibi parecían ser zombies sin destino ni rumbo fijo y eso no podemos permitirlo ni un sólo día más. Quienes quieran una crónica sobre los hechos acaecidos a lo largo del día de ayer, deben buscar en las decenas de titulares que hoy Ibi ocupa tristemente en los periódicos. Yo intentaré resumir qué supone para Ibi la marcha de este nesfasto personaje para la política ibense y hacer un breve relato de su paso por la política ibense.

Cruda realidad especialmente para Miguel Ángel Agüera Sánchez, quien ha dirigido los destinos del Partido Popular en Ibi en los últimos trece años y ha mandado más que nadie en Ibi en los últimos nueve, a pesar de que los dos últimos años ha sido muy seriamente cuestionado y a punto estuvo de no ir ni siquiera en las listas del PP en las últimas elecciones. Quienes se opusieron hasta última hora a su presencia en las listas no andaban equivocados según se ha visto. Conozco a Miguel Ángel Agüera desde que éramos adolescentes y coincidimos un par de años en las filas del Teixereta. Luego había hablado con él en escasas ocasiones antes de decidir aventurarme en política pero si algo le caracterizó siempre fueron su ambición y su convicción para alcanzar sus intereses personales.

Ese fue su santo y seña desde que en mayo de 2003 el partido popular obtenía una exigua victoria obteniendo 8 concejales de 21, a pesar de que ese mismo día el PP autonómico obtenía casi tres mil votos más que los obtenidos por la candidatura local, encabezada por Mayte Parra. Daba igual, ni un signo de humildad, ni un signo de sentido común. El PP era la lista más votada y, a pesar de los cinco concejales obtenidos por ADIi, ellos nos llevaban una notable ventaja. Agüera había pasado ocho años tragando quina en la oposición. Conocía bien los resortes del Ayuntamiento. Y sobre todo, por encima de todo, tenía claro para qué estaba en política y ahora tenía el poder. Era además la época dorada, el boom inmobiliario y Agüera tenía muchos concejales colegas que ya llevaban años gobernando en otros ayuntamientos y que rápidamente le pusieron al día del funcionamiento de los convenios urbanísticos y de lo fácil -y rentable- que era adjudicar grandes superficies urbanizables a constructoras que jamás habían puesto un pie en Ibi. Nosotros tardamos pocos meses en darnos cuenta, abandonamos aquéllos compañeros de viaje y lo pagamos muy caro. El día que Agüera puso en marcha la maquinaria del montaje y la grabadora se abrió la época más nefasta para la democracia del Ayuntamiento de Ibi. Tras aquél infame montaje el pueblo les dio mayoría absoluta y cometió un error que aún estamos pagando.


Vídeo rueda prensa DIMISIÓN AGÜERA

Si después de traspasar líneas que jamás deben de traspasarse, ni en la vida ni en política, el Migue y su colegui habían obtenido trece concejales, eran intocables, invencibles. Podían seguir haciendo y deshaciendo a sus anchas porque tenían la protección de una mayoría del pueblo de Ibi que perdonaba todo al PP y además gobernaban en Valencia y Mayte era una especie protegida de Camps. No obstante, como un miembro de la ejecutiva del PP me pronosticó la misma noche electoral de mayo de 2007, esa mayoría absoluta sería la que enterraría políticamente a Mayte y a Agüera. No se equivocó ni un milímetro. Ese primer año y medio de mayoría absoluta se confiaron. Creían que eran intocables y todo lo podían. Pero Felicidad Peñalver comenzó a ver cosas que olían mal, que no cuadraban, o que directamente apestaban. Al principio no la tomaron muy en serio. Hoy estoy seguro que jamás se la volverán a tomar a broma.

Miguel Ángel Agüera ha sido el prototipo de político que ha hecho del todo vale su santo y seña. Que ha cambiado sus gustos por gustos infinitamente más caros. Que ha puesto por delante de todo, absolutamente de todo, su ambición personal y sus intereses particularísimos. Y sobre todo, y por la parte que a Mayte ahora le toca, ha sido el parapeto de la alcaldesa, quien la ha protegido, urdido y maquinado cada vez que ha tenido algún problema. A quien no le ha temblado el pulso para preparar un montaje de corta y pega en un minuto e inventarse lo que hiciera falta de quien fuera. Al final, han dejado tantos cadáveres por el camino que ahora que ya no tiene poder, que ya no tiene casi ciento ochenta funcionarios y toda la parafernalia y los medios del poder a su disposición, veremos qué queda.

Ahora a la justicia le queda dilucidar si cuanto se atisba es cierto. Y el contador hacia atrás para Mayte está en marcha y no sabemos si le quedan horas, días o semanas. Pero lo que está claro es que cada día que ella siga al frente del Ayuntamiento, el consistorio Ibense va a seguir siendo ingobernable. De momento, hoy miércoles 22 de mayo, cuando se cumple exactamente un año desde las últimas elecciones, será un día nefasto para Ibi porque ocuparemos las portadas de todos los periódicos, los titulares de todas las emisoras y entraremos a formar parte del lamentable elenco de ciudades y pueblos tocados por la sombra de la corrupción: Totana, Calviá, Marbella, y un largo etcétera. Ibi no merece que su ayuntamiento sea registrado buscando los restos de presuntos trinques. No merece tener concejales a los que se les registran domicilios, o funcionarios a los que igualmente se les busca en sus casas restos y complicidades de presuntas corruptelas. Ibi no merece tener un minuto más a una alcaldesa que ha propiciado todo lo anterior. Agüera ya ha caído. A su colegui no tardará en llegarle la hora.