Última entrevista en Radio Ibi correspondiente al 10 de ABRIL del año 2015

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martes, 13 de marzo de 2012

Hasta siempre Luis..


Ayer por la mañana me comunicaban la noticia del fallecimiento de Luis Satoca Ricart, a la edad de 93 años. Aunque hacía poco que había tenido ocasión de visitarle y era evidente que lo avanzado de su edad hacía presagiar su final, reconozco que me emocioné al saberlo.

Tuve la suerte de conocer a Luis Satoca siendo yo un adolescente, allá por el año 1986, cuando mi padre y él se asociaron en el negocio de los seguros y yo acudía de cuando en cuando a la pequeña oficina que Luis tenía en la calle Federico García Lorca. Desde bien joven en mi casa mis padres tuvieron la costumbre de "animarme" en una parte de mis vacaciones, a echar una mano, lo que viene siendo currar en lo que pudiera, a lo cual les estaré eternamente agradecido. En aquél entonces, fundamentalmente me correspondían tareas de ordenar el archivo, atender el teléfono y poco a poco ir aprendiendo una parte de lo que hoy es mi profesión como mediador de seguros. El bueno de Luis Satoca, al que ya conocí jubilado, ocupaba la segunda mesa detrás del mostrador repleto de carpetas que se aprecia en la fotografía y, allí, en aquella mesa, tenía perfectamente ordenadas sus múltiples carpetas de cartón marrón, donde iba recopilando todo aquello que consideraba interesante.

La frase que me decía era siempre la misma: "Nicolás, jo vaig guardant tot açò, que no sé si algún día servirá per alguna cosa, pero jo ho guarde". Era una gran conversador pero, sobre todo, un gran "escuchador", si me permiten el palabro. Era un hombre bueno y sabio en toda la extensión de ambos adjetivos. Su voz medio quebrada, detrás de aquella mata de abundante pelo blanco y sus espesas cejas le conferían todavía un aire de más bueno y más sabio. Era un hombre que disfrutaba de las cosas sencillas, al que se le iluminaba la cara cuando hablaba de sus hijas y de su hijo Pepe y, en la última etapa, de sus nietos, todos ellos, pero especialmente de Damián, de quien glosaba continuamente sus excelentes resultados académicos.

Como todos los hombres de su generación, era su esposa Brígida quien llevaba la casa y el vínculo afectivo que sentía con ella era tan fuerte, que cuando ésta faltó hace poco, provocó que el declive de Luis fuese casi inmediato. Son de estas parejas tan unidas y por tantos años que no podían vivir el uno sin el otro. De hecho, hasta poco antes de faltar su esposa, era frecuente ver a Luis con sus 90 años cumplidos ir todavía a por el pan. Hasta hace todavía relativamente pocos años, acudía todos los días a su caseta, " a fer marge", donde iba haciendo un pequeño ribazo de piedra que el mismo iba seleccionando, y a quitar cuatro hierbas. Eso le daba la vida. Eso y por supuesto, sus contínuas visitas al arxiu históric municipal, que contaba con Luis con uno de sus más fieles y asíduos consultores. Le encantaba comprobar este o aquél dato. Más allá de las virtudes intelectuales de Luis, de su colaboración en distintos ámbitos de la vida social, política y cultural de Ibi, con ocasión de su fallecimiento quiero recordar al extraordinario ser humano que ha sido. Espero amigo Luis que te hayas reencontrado con Brígida. En el cielo estoy seguro que necesitarán de gente que sepa escuchar. Un abrazo para toda la familia

2 comentarios:

  1. Conocía a D. Luis desde que mi hermana trabajaba con él en las oficinas de Juguetes Rico. Ella, que convivía con él muchas horas, hablaba muy bien de su carácter. Una gran pérdida, lo siento por su familia.

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  2. Rosa Satocamarzo 15, 2012

    Muchísimas gracias por tus palabras Nicolás. Gracias a tí también José Vicente por tu pésame.

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