Cuidar el patrimonio

El lunes de la semana pasada, a eso de las 10 y media de la mañana, presencié una escena curiosa. Un grupo de personas, ataviadas con ropa para hacer senderismo, mochilas, bastones, etcétera, la mayoría de avanzada edad y con rasgos físicos que delataban su origen centroeuropeo, vamos, guiris de toda la vida, aparcaban dos o tres coches en la Avenida Joaquín Vilanova, un poco más arriba del Ayuntamiento.

Bajaron de los coches, e iniciaron una marcha cuesta arriba, imagino a la Ruta del Barranc dels Molins, una de las más bellas que pueden hacerse desde Ibi, y desde luego también una de las más accesibles dejando el coche a escasa distancia. Lo anterior cada vez es más frecuente, ya que la autovía nos ha acercado mucho a cualquier población de la provincia y, Alicante, no lo olvidemos es uno de los focos de atracción turístico más importantes de España. En el aeropuerto de Alicante se alquilan más de un millón de vehículos al año y muchas de las personas, utilizan el mismo para hacer rutas cortas por el interior de la provincia. El potencial turístico de Ibi, por tanto, haciendo bien las cosas e invirtiendo a medio y largo plazo, es algo que no podemos desdeñar, teniendo presentes que ni nuestro invierno es el de la costa, ni contamos con playa, y sobre todo, que seguimos siendo una ciudad eminentemente industrial y con los servicios justos.

Lo anterior viene al hilo de que estas personas que han tenido el buen gusto de iniciar una magnífica ruta desde Ibi, no habrán encontrado ningún cartel o indicación que les explique que un poco más arriba comienza un acceso al Parc Natural de la Font Roja. Estas personas, cuando lleguen a la altura del Molí de Paper, tampoco habrán visto ningún cartel que explique qué era y no verán más que ruinas. Estas personas, tampoco tendrán ningún cartel o indicación que les explique, en varios idiomas, qué es el llavaor. La entrada oficial al parque ni está ni se le espera, como ya comenté en su día. El museo del Juguete, de momento, lo encontrarán cerrado. Los pozos de nieve que quedan en pie en nuestro término municipal, carecen de la más mínima protección o información, y si esto sigue así, perderemos los vestigios y los orígenes de lo que hoy es Ibi.

Está muy bien y es necesaria la conservación de edificios que son arqueología industrial y todo lo relacionado con el Juguete, porque al ir destinado a los niños fundamentalmente, multiplica los turistas potenciales por dos o por tres, ya que, a nadie se le escapa que un niño no puede venir solo a Ibi. Pero insisto, sería un crimen dejar languidecer el sueño de los justos el proyecto del Museo del Juguete en la fábrica Payá. Máxime, contando con una colección de la importancia que hay en Ibi, y además, con la gran cantidad de juguetes que para tal fin dejaron en depósito muchas de las fábricas que existieron en Ibi en su día, algunas de ellas todavía en funcionamiento. Del mismo modo que cuestiones más humildes, pero no menos importantes, como la conservación de los pocos edificios históricos que quedan en nuestro casco urbano y en todo el término municipal, no pueden seguir permaneciendo en el olvido.

Desde nuestro grupo apostamos por un plan de recuperación de edificios singulares a corto y medio plazo (según la urgencia), con dotación presupuestaria y con un plan de conservación que de una vez por todas evite que dentro de poco no podamos hacer más que lamentarnos. Sólo con lo perdido en sobrecostes millonarios de obras, habríamos podido recuperar ya todo ese patrimonio en estado de abandono.