Dolor y silencio

Cuando escribo estas letras, he tenido conocimiento del fallecimiento de otro joven en Ibi en trágicas circunstancias. Valga la redundancia, siempre es una tragedia el fallecimiento de una persona que lo tiene todo por vivir.
Cinco personas jóvenes en pocos meses. Las tres últimas en cuestión de semanas. En una población que no llega a los 25.000 habitantes, da mucho que pensar. Desconozco la frialdad de los números, de las estadísticas, ni si es mucho o poco en comparación con otras poblaciones. Conocía a alguno de esos jóvenes. Conozco a algunas de sus familias. Sólo puedo decir que lamento la pérdida y que no alcanzo ni imagino a comprender el dolor que pueden estar pasando

Como vecino, como ciudadano, como joven y sobre todo como ser humano, simplemente me gustaría decirles a sus familiares que sepan que no están sólos, pero también me suena hueco, vacío. En fin, no sé, esto es muy duro y muy triste. Algo sucede que nos debe de hacer pensar a todos. No puede ser que estos datos se queden en la fría estadística. Es demasiada gente. En el encabezamiento de esta breve entrada dejo un padre nuestro interpretado por Brotes de Olivo y vaya mi oración con las oraciones y los pensamientos de miles de ibenses que, creyentes o no nos acordamos de esas familias y esos jóvenes.