Cruz Roja y la concejalía de Medio Ambiente acuerdan emprender acciones
conjuntas para la conservación del entorno
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La concejala de Medio Ambiente, Blanca Navarro, y Cruz Roja han acordado
colaborar en diferentes acciones destinadas a conservar el entorno natural
del m...
miércoles, 14 de julio de 2010
Crisis de ricos...
Hace varios meses, Jordi Pujol, hiperconocido presidente de la Generalitat de Cataluña durante más de veinte años, dio una conferencia en la ciudad de Alicante, organizada por la CAM.
Les puedo garantizar que, a sus casi 77 años, tiene una lucidez y un discurso que dejaría en mantillas a más de uno de los políticos que actualmente ocupan las primeras líneas de la política española y europea, incluyendo por supuesto al actual presidente de la Generalitat José Montilla, o a nuestro "Juan sin Miedo", más conocido como Francisco Camps, por poner ejemplos de ambos bandos. Una de las cosas que explicó el ex-president fue que, a diferencia de la conocida crisis del petróleo de los setenta, o la de principios de los 80 con las duras reconversiones industriales que se tuvieron que afrontar en un país con una economía arcaica, la crisis actual es una crisis de "país rico" y que eso tiene marcados matices que la diferencian de aquellas. Esto dicho así, especialmente para quien tenga que afrontar una situación prolongada de paro, o quien esté de deudas hasta el cuello, puede sonar raro. Pero no lo es en absoluto.
Se comenta en infinidad de ocasiones, que si el nivel de paro de aproximadamente el 20% que se declara, fuera real en cifras absolutas, habría una movilización social brutal. Si efectivamente veinte de cada cien personas en edad de trabajar no estuvieran trabajando en otras cuestiones además de percibir subsidio de desempleo, las consecuencias serían dramáticas. De hecho, yo opino que no estamos lejos de que comiencen a serlo, salvo que comience a invertirse la tendencia de todos los indicadores, aunque sea poco a poco. Pero efectivamente hay todavía muestras que nos indican que la España de hoy, no es ni por asomo la de hace treinta años. Sin ir más lejos, los trabajos más duros, o los peor pagados (ambas cosas suelen coincidir) siguen desempeñándolos en una alta proporción personas inmigrantes.
Ayer, como cada verano desde aproximadamente hace diez, a eso de las 15'30, cuando el calor apretaba más (unos 33 grados a la sombra) estando en la caseta de mis padres oí algunos gritos y el sonido de varias azadas golpeando la tierra. Eran varios trabajadores de origen magrebí, que trabajaban los cultivos de una empresa de la zona que explota varios cientos de hectáreas. Como cada año también les saludé. Apenas chapurrean el castellano. "Mucho calor" (qué estupidez, pensé, pero no se me ocurría nada más) "Mucho calor" contestaron. Les ofrecí una botella de agua fresca que me agradecieron con una sonrisa de oreja a oreja, y siguieron a lo suyo. Esta gente está acostumbrada al calor y a currar duro en condiciones duras. Al fondo, un viejo coche blanco con una de esas banderitas de España (que tanto se han visto estos días) coronando el capó.
Todavía, en diversos círculos, a pesar de que muchos inmigrantes han hecho las maletas y se han vuelto a su país porque esto ya no es lo que era, tenemos que escuchar comentarios poco afortunados sobre la inmigración. Creo que tenemos mucho que aprender, que reflexionar y que evolucionar. Al año que viene, seguramente, con la misma predisposición, la misma sonrisa de oreja a oreja, y alegrándose de las victorias de un país que no es el suyo y que en ocasiones les trata mal, seguirán ganándose a golpe de azada y bajo un sol de justicia, el pan que no encuentran en su lugar de origen.
7 comentarios:
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Magnífica entrada. Gracias por poner el foco en los más olvidados de la crisis.
ResponderEliminarRosa
Efectivamente es una crisis de ricos. ¿Cómo es posible que el Ayuntamiento ande organizando verbenas para la tercera edad en esta coyuntura y, mientras tanto, el autobús municipal esté averiado cuando es un servicio básico? PARADOJAS DE LA CRISIS
ResponderEliminarJubilado
Bien cierto es. Aunque ahora volvemos a ver, y veremos españoles que se irán otra vez a la vendimia a Francia, lo cierto es que el proceso desde hace años es a la inversa. Tanto a la naranja, como a la fresa, como a la aceituna, como a trabajos de albañilería, son inmigrantes mayoritariamente quienes vienen a trabajar y eso significa algo. Que hay miles de españoles que no están por la labor de hacer esos trabajos
ResponderEliminarTófol
Yo nunca he tenido que emigrar, pero recuerdo que cuando trabajaba en la fábrica había muchos compañeros que habían estado en Francia, en Alemania y en Suiza, de albañiles o de otra cosa. Todos lamentaban amargamente el trato recibido, les pedían papeles imposibles de conseguir (para obtener el certificado de residencia necesitaban el permiso de trabajo y viceversa). Muchos volvieron hartos de dar patadas por allí sin poder establecerse. Eso pasó hace 50 años más o menos y ahora, aquí en España, la historia se repite.
ResponderEliminarOtro aspecto que denota la crisis es que hace treinta años ni la gente viajaba como ahora, ni salía como ahora, ni gastaba como ahora en todos los aspectos. Y aunque el consumo ha bajado sensiblemente, bien es cierto que lo que se hace es gastar menos superfluamente y consumir menos consas innecesarias. Pero en algunos sitios es complicado encontrar mesa el fin de semana y donde encuentras, la mayoría del personal de hostelería (camareros) son extranjeros. Así que sí, hay crisis, pero la gente se ha acostumbrado a vivir por encima de sus posibilidades muchos años y eso es lo que lastra muchos hogares, haber estirado el brazo más que la manga
ResponderEliminarJ.R.
Conozco casas en que tenían televisores de menos de cinco años y han comprado teles nuevas porque con menos de 500 euros tenías una plana con no sé cuántas cosas y podías ver el mundial que te cagas. Antes te comprabas un televisor, o lo que fuera, y hasta que no se rompía no comprabas otro.
ResponderEliminarTere
Crisis la de nuestros abuelos. Sin luz ni agua corriente en las casas. A lavar al llavaor, y currando de sol a sol. Vacaciones y viajes ni en pintura. Otra cosa es el grado de felicidad, porque cada uno la mide según el entorno donde se mueve. Pero lo que está claro, es que para meterse en una patera y cruzar el oceano, hay que estar muy desesperado. Y eso, como aquí, la mayoría son buena gente que vienen a buscarse el pan. Que no les falte ni a ellos ni a nosotros
ResponderEliminarBenvinguts