Pasotismo

Al iniciarme en esta bitácora ya expliqué que, por mi condición de concejal de Alternativa Democrática Independiente con representación en el Ayuntamiento, hablaría preferentemente de temas de política local. No os engaño si os digo que llevo unas semanas o meses bastante excéptico con lo que veo a mi alrededor. Aquí los escándalos se suceden uno tras otro y no pasa nada. Y sinceramente, tampoco tengo muy claro si a la gente le importa o no lo que hacemos ni los concejales de la oposición, ni los del gobierno. A algunos, que cuentan con miles de votos fijos (hagan lo que hagan y pongan a quien pongan) por la fragmentación de voto en los dos bloques tradicionales, ya les va bien que piensen que todos somos iguales. Así está ahora la política llena de mediocridad en todos los estamentos de diferentes niveles. Meterse hoy en día en política sin querer hacer carrera dentro de un partido grande es una auténtica montaña rusa en la que las tortas siempre nos las llevamos los mismos y sinceramente, la pregunta de si vale la pena nos la hacemos continuamente.

Sin embargo -cada vez más me viene sucediendo en los últimos meses- son diferentes colectivos los que nos trasladan el malestar con el Ayuntamiento por incumplimientos reiterados, cuando no abandonos directos. Mucha gente no entiende cómo se puede estar prometiendo una pista de atletismo nueva cuyo coste es de más de un millón de euros, cuando el campo de fútbol Vilaplana Mariel hace varias semanas que no se riega porque hay una bomba rota que cuesta dos mil euros de reparar. Como tampoco entienden el abandono absoluto a su suerte del estadio Climent y la piscina del mismo y se habla de hacer un campo totalmente nuevo en la zona del Alamí. También nos trasladan el estado de flipe que tiene el personal, ante la inutilidad, la mala ejecución y de previsión, de algunas de las obras que se han tenido que hacer en el polideportivo, como la pista de fútbol sala que han hecho por dos veces, y que se sigue encharcando, o el hecho de que no se hubiera previsto el tema del gas en las duchas de los vestuarios, y que eso haya retrasado todo lo demás y haya tres mil euros que ahora no se sabe quién los tiene que pagar.

Lo anterior son sólo ejemplos puntuales (los hay a cientos), de cosas que la gente percibe directamente, a pesar de la estridente cantinela de la alcaldesa y su jefe, Miguel Ángel Agüera, de que la oposición no hace más que enredar y crear alarma ciudadana. No Migue, no. Lo que hay es un desgobierno y desastre de gestión absoluto, además de los escándalos judiciales y de enfrentamientos internos con que, día sí y día también, nos deleitais tú y tu colegui.

Las respuestas a las cuestiones anteriores es sencilla. Este gobierno municipal tiene un único y exclusivo objetivo. Volver a sacar mayoría absoluta COMO SEA. Para eso, tras la encuesta reciente que no es demasiado halagüeña, y quedando menos de once meses para elecciones, tienen que inaugurar cosas nuevas y vistosas, aunque todo lo que hay se caiga a pedazos. Aunque la realidad diaria les ponga delante de sus narices que gestionar un Ayuntamiento es mucho más que hacerse la foto, insultar a la oposición y dar palmaditas en la espalda. A día de hoy están lejos de la mayoría absoluta, pero también están convencidos de que pueden darle la vuelta a las encuestas. Así que, la ciudadanía de Ibi va a tener en bandeja qué es lo que quiere para su pueblo. La comparación de cómo se gestiona un pueblo en una legislatura sin mayoría absoluta, como la pasada, y cómo se está gestionando esta, no resiste el más mínimo análisis, desde mi modesto punto de vista. Pero ¿cundirá el pasotismo?