Avería crónica

Lo que están viendo en la fotografía es un INSULTÓMETRO. Lamentablemente, se ha suicidado, quiero decir, el nivel soportable según las pruebas efectuadas en el centro de innovación virtual inaugurado en Ibi, soportaba cien insultos por segundo. No estaba preparado para la alcaldesa de Ibi. El otro artefacto innovador, el trolómetro, solamente resistió hasta la tercera entrevista, pero el insultómetro no ha llegado ni a la primera. En época de Jesús Gil y Gil, también alcalde aclamado por el pueblo y que obtenía mayorías mucho más amplias que nuestra alcaldesa, hicieron varias pruebas con el insultómetro y el trolómetro, pero eran prototipos. Para Ibi diseñaron uno especial, pero ya véis cómo ha terminado

El pasado viernes, nuestra alcaldesa batía todos los records, y de una hora de entrevista aproximada, le dedicaba a un servidor aproximadamente la mitad. Verdaderamente, yo tenía entendido que, después de obtener una mayoría con 13 concejales, un equipo de gobierno con las ideas claras, unido, cohesionado, que ha permanecido toda la legislatura como una piña, sin dimisiones, ni escándalos, ni imputaciones en los Juzgados, que se ha dedicado en cuerpo y alma a trabajar por su pueblo, que ha aprobado los presupuestos en tiempo y forma cada año de legislatura, que ha sido un modelo de transparencia, eficacia y eficiencia, no podía dedicar tanto tiempo al portavoz de un partido que tiene un sólo concejal con representación en el Ayuntamiento y que por tanto, pinta bastante poco y, sobre todo, y lo más chocante, es que según la ínclita, no tiene ningún futuro. Para no tener futuro,nos dedican bastante tiempo, ¿no les parece?

Yo tenía el convencimiento, que una alcaldesa con formación universitaria que además ha ascendido (políticamente hablando) a diputada autonómica, que se codea por tanto con los mejores oradores (en teoría) de la comunidad valenciana, acudiría a un medio de comunicación a expresar sus propuestas de forma clara y diáfana y que no le prestaría demasiada atención a la oposición. Yo pensaba que un alcalde estaba para hacer cumplir la legalidad, y no para modificar normas a gusto y conveniencia de la irregularidad urbanística que se le antoje. Yo pensaba que un alcalde no podía rebajarse a insultar a ningún ciudadano en directo, y mucho menos a un compañero de corporación, llamándole repetidamente sinvergüenza y otras lindezas por el estilo. Yo pensaba que un alcalde, que llegó a alcalde entre otras cosas, a base de montajes y grabaciones, de aprovecharse de la gestión de concejalas para luego dejarlas tiradas y personarse contra ellas en los juzgados, no se atrevería a acusar a los demás, sin pruebas eso sí, de ponerle detectives privados.

Yo pensaba que un alcalde no se dedicaría a reclasificar millones de metros cuadrados de suelo rústico al margen del Plan general. Yo pensaba que un alcalde, no se dedicaba a meter a los hijos de de nadie en refriegas políticas, aún a sabiendas de la falsedad de las afirmaciones. Yo pensaba que un alcalde cuando ve una fotografía en un periódico, no llega a la falsa conclusión de que la foto la hace el rival político y no el periodista del medio que se gana la vida vendiendo ese periódico. Yo pensaba, en definitiva, que había fronteras que en política no deben ni pueden traspasarse nunca. Yo pensaba en definitiva, que había vida inteligente en la política y que aún quedaba algo de ética, ya que de estética no queda nada. Grave error.

Explicar aquí cuestiones como que es absolutamente falso que un servidor se haya metido con los hijos de nadie, sería tratar de estúpidos a los pocos o muchos lectores de este blog, ya que la barbaridad es tan grande como falsa, pero como se ha dicho con la clara finalidad de provocar alarma social y crear la duda en quienes la escuchan a través de un medio público, necesariamente deberá tener su consecuencia legal. Explicar que la alcaldesa es la que más ha cobrado de todos los que tienen dedicación exclusiva en el Ayuntamiento, y que ahora cobra el sueldo (prácticamente idéntico) como diputada, porque son incompatibles ambas dedicaciones, sería decir obviedades. Explicar que si te vas a esquiar en coche oficial tienes un morro que te lo pisas, y que asuntos similares han costado el cargo a una ministra en Alemania (a una ministra nada menos) sería seguir faltando al respeto al ciudadano normal. Explicar que las normas están para cumplirlas y si eres el alcalde más todavía, no hace ni falta. Y explicar, por último, que si eres el alcalde debes ser ejemplar en tu lenguaje, en tu comportamiento y en tus actuaciones, es algo que salta a la vista, es ya mucho explicar. Pero Ibi es algo así como el pueblo de la genial película de Azcona "AMANECE QUE NO ES POCO", de la que ahora se cumplen 25 años, pero con bastante menos gracia.