Cruz Roja y la concejalía de Medio Ambiente acuerdan emprender acciones
conjuntas para la conservación del entorno
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La concejala de Medio Ambiente, Blanca Navarro, y Cruz Roja han acordado
colaborar en diferentes acciones destinadas a conservar el entorno natural
del m...
lunes, 3 de febrero de 2014
Buscar la verdad...
Desde que tengo uso de razón, he tenido la suerte de que en casa hubiese la costumbre diaria de comprar el periódico. Uno o varios. Desde prensa provincial, nacional hasta prensa deportiva, esta última sobre todo en verano, que parece que se presta más al relax y a pasar de los problemas que todo el año agobian.
Cuando ya contaba con nueve o diez años, muchos domingos yo era el encargado de ir a por churros y a por la prensa en el legendario estanco de "doña Aurora", en el carrer Empedrat. Era la época en que el casco antiguo era igual de antiguo, pero tenía mucha más vida. Sin ir más lejos, en esa calle de arriba a abajo, había una docena de comercios abiertos: librerías, estancos, papelerías, tiendas de ropa y hasta la antigua biblioteca tenía su sede donde ahora está la de el sindicato UGT. Cierro el paréntesis de nostalgia.
Recuerdo desde bien niño que comencé a aficionarme los domingos, primero a hojear el dominical, donde había, como ahora, reportajes de todo. Posteriormente, conforme entré en la adolescencia, también los titulares del periódico. He de reconocer que antes ya era aficionado a la lectura. Las novelas de Julio Verne llenaron incontables horas de ocio, alimentaron mi imaginación y me ayudaron a mejorar la comprensión lectora y escritora. También los cómics eran un complemento ideal. Yo literalmente los devoraba. Algunos dicen que leer el periódico sólo sirve para cabrearse más, y no les quito parte de razón. Pero también para estar informado, escuchar opiniones de otros, aunque no las compartas o no te gusten y para formar una conciencia más crítica. Al final, ser un poco más libre.
Desde la fundación del diario El Mundo, fue el períodico de cabecera en casa. Posteriormente, cuando ya marché de casa, he seguido comprándolo y desde que se emprendió la etapa digital con la plataforma ORBYT, estoy suscrito a varias de sus cabeceras. Cada uno tenemos nuestros pequeños rituales, nuestras rutinas. Comenzar la mañana con la tostada, el café con leche y las noticias del día es uno de mis modestos placeres. Con las descargas digitales puedes tener la prensa del día en tu tablet nada más levantarte. Pero especialmente es el fin de semana cuando, con varios periódicos, algunos todavía en papel, y sus correspondientes suplementos, y un desayuno un poco más especial y abundante que entre semana, se convierten en uno de los momentos más esperados del día.
El cese de Pedro Jota Ramírez como director del diario con el que me he informado durante los últimos 25 años ha sido como el cierre de una etapa. La conciencia plena de que, entre otras cosas, definitivamente, uno se está haciendo mayor. Pero el sabor que me deja la noticia es agridulce porque no dejo de tener la sensación, como otra mucha gente, de que a este se lo han cargado por llevar varios meses opinando en contra, en voz alta y con información contrastada, del partido en el gobierno, de la casa Real y de los escándalos de unos y otros. No compartía en ocasiones su estilo excesivamente preñado de autobombo y buscando el titular espectacular en todo momento. Detestaba lo que escribían y escriben algunos de sus colaboradores y sin embargo admiraba el estilo y la certeza de algunos otros. Pero hasta sus más acérrimos enemigos han reconocido que no se ha casado con nadie y que ha atizado a derecha y a izquierda.
Se va con el riñón bien forrado, dirán algunos, y una vez transcurridos los 2 años exigidos de no competencia (qué casualidad, hasta las próximas elecciones generales), estoy convencido de que volverá. Y aunque Casimiro García Abadillo es su mano derecha y no tenemos por qué pensar que el estilo y la línea editorial del períodico vayan a cambiar, en el fondo estamos convencidos de que algo cambiará. En el congreso del PP nacional este fin de semana, algunos sonreían más de la cuenta y exhibían su colmillo afilado. Era difícil ver anoche en las noticias algún plano de cámara en el que no aparecieran dirigentes que, según las cuatro horas de conversación con Bárcenas, no hubiesen cobrado sobresueldos en "A", en "B" o de los dos modos. Era difícil encontrar en ese congreso alguna idea de reformar la democracia y las instituciones de este país de una vez por todas. Y por supuesto, no ha habido ni un gramo de autocrítica. Pero exhibían la cabeza de Pedrojota en una pica de plata. Lean a Maquiavelo y recuerden a Robespierre. Las picas que sirven hoy para unos, mañana albergarán la cabeza de otros.
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