La hora de la responsabilidad

Muchas cosas estamos oyendo estos días, tras el terremoto político desatado en nuestra villa como consecuencia de la renuncia a sus delegaciones del edil y portavoz del CDL, Juan Valls. Renuncia a las delegaciones que, no podemos olvidar, viene como consecuencia de la petición pública de dimisión, la pasada semana, que Valls espetó a la alcaldesa de Ibi afirmando que, "está haciendo mucho daño a Ibi".

Si la continuidad de Mayte Parra al frente de presidencia de la corporación municipal está efectivamente haciendo mucho daño a Ibi, no hay paños calientes. Como también dijo ayer Juan Valls en su entrevista en la emisora municipal, siendo complicada una moción de censura por el presumible difícil acuerdo de cuatro grupos políticos, lo cierto y cabal es que si el PP quiere seguir gobernando en minoría, es condición sine qua non que Mayte Parra debe de, o bien dejar la alcaldía, o bien ser apartada por su partido. Esto lo dijo ayer con total rotundidad y claridad Juan Valls, y yo lo comparto absolutamente. Pero eso, amigo y compañero Juan, ya te digo yo que no va a suceder. Por supuesto que Mayte no va a dimitir, y solamente hay una opción entre un millón, de que el Partido Popular fuerce apartar a Mayte de la alcaldía, siendo como es diputada autonómica y miembro nato de la ejecutiva del PPCV, a cambio de conservar la alcaldía de una población importante de la provincia de Alicante como es Ibi.

Llegados a este punto sobran los dimes y los diretes. Sobran los intereses personales y el tacticismo político. Sobra pensar en estrategias electorales y, ni siquiera, en revanchismos personales, por muchos motivos que se puedan tener. Es la hora de la responsabilidad y de escuchar la voz del pueblo al que todos decimos servir. Estoy convencido que una parte importante de los simpatizantes y votantes del PP, querrán que el partido al que dieron su voto una parte muy importante del electorado ibense siga gobernando, con apoyos puntuales. Me consta de primera mano, como también ayer dijo Juan, que la continuidad de Mayte Parra al frente de la alcaldía y del partido en Ibi, va a hacer un daño irreparable a las siglas del partido conservador de cara a las próximas elecciones. Por otra parte, hay muchos más votos representados en los partidos de la oposición que los que hay en el gobierno, y si bien eso no da derecho de por sí a la gobernabilidad, sí daba derecho al respeto y a que esta alcaldesa hubiese tenido que actuar de un modo completamente diferente a cómo lo ha hecho esta legislatura.

Por otra parte, no podemos olvidar que quedan 20 meses de legislatura. Y que en los 2 años y medio transcurridos desde las elecciones de mayo de 2011 se ha perdido mucho tiempo e importantes escándalos han continuado aflorando. El lastre de las actuaciones irregulares o presuntamente delictivas que los diferentes equipos de gobierno que ha presidido Mayte Parra, es una losa tan pesada para la gobernabilidad de Ibi y, lo que es peor, para los intereses de los 24.000 habitantes de nuestra querida villa, que la moción de censura es una cuestión de responsabilidad y, a mi modo de ver, de obligado cumplimiento para los once concejales que, ahora sí, parece que estamos todos en la oposición. Para esa moción de censura hace falta un acuerdo de mínimos, público desde la A a la Z, con luz y taquígrafos y con un plan de actuación de medidas urgentes a llevar a cabo en los escasos 20 meses que quedan de legislatura.

Lejos de los que algunos opositores recalcitrantes a esta moción tratan de propagar, el interés y las presuntas ventajas que los grupos de oposición podríamos obtener de la misma es más bien escaso. Esta alcaldesa ha visto como el primer año de legislatura renunciaba a su acta de concejal Rosa Ibáñez, cómo se imputaba a su máximo valedor y mano derecha, Miguel Ángel Agüera. Hemos visto como hemos perdido servicios como la ambulancia, como se marchaban empresas como FAMOSA sin que la primera edil moviera ni un dedo. Hemos asistido atónitos a cómo nos toma el pelo la cámara de comercio, a quien Ibi cedió miles de metros de suelo en el polígono industrial sin que hayamos obtenido ni una sóla prestación a cambio. Como si fuera lo más normal del mundo, hay unas diligencias bajo secreto de sumario que investigan, entre otras cosas, unas presuntas cuentas millonarias en Suiza de las que sería titular también nuestra primera edil. Asistimos silentes a los reiterados incumplimientos de la Generalitat, que debe más de 6 millones de euros al pueblo de Ibi sin que, la alcaldesa, para conservar su poltrona, alce su voz para pedir lo que nos corresponde. Vemos como sigue bloqueado el tema del Alamí, cómo se ha beneficiado a empresas como Aquagest prorrogándole por más de veinte años una contrata sin haber pasado por el pleno correspondiente. Vemos como se recortan los servicios y se suben los impuestos. Vemos un pueblo abandonado y sucio. Todo eso es lo que preocupa a la gente. Ahora es la hora de la responsabilidad. ¿Estaremos a la altura?