Comienza el curso

Tras unas espléndidas fiestas mayores, vamos tratando de recuperar la normalidad. Por muchos años que pasen, las sensaciones son similares. Cuando faltan pocos días para fiestas, uno no ve la hora de que lleguen para disfrutar de momentos de distensión con amigos y compañeros de comparsa. Cuando el último día uno nota dolor en cada rincón de su cuerpo y agotamiento hasta la extenuación, desea con todas sus fuerzas recuperar la bendita rutina. El día de la procesión me vino a la mente lo curioso que resulta que la mismas calle por la que se asciende el día de la olleta en el acto más desenfadado y con todas las fiestas por delante, el día de la procesión, en el acto más íntimo y trascendente, descendemos los festeros para poner el punto final a cuatro días de celebración.

Los que participamos activamente en la mayoría de los actos de fiesta, nos perdemos, paradójicamente, mucha de la fiesta que hacen otros. Mientras esperas tu turno para desfilar, consigues ver la arrancada de algunas escuadras y alguna abanderada, pero no se ve el desfile igual que desde la tribuna o de un balcón. Así que luego te toca intentar verlo por televisión, fotografías y hoy también, por mucho de lo que cuelgan en las redes sociales casi al momento de haber sucedido. Así que según me cuentan, si me equivoco corregidme, parece ser que 12 de las 14 comparsas han tenido abanderada para el año próximo. El pleno al 14 que hubo hace un par de años va a ser casi siempre la excepción. En una población con un censo festero demasiado corto, cada año son muchas las familias que se ven en la tesitura de acompañar a un conocido o familiar que ha decidido tener cargo festero al año próximo y sacar 14 abanderadas no es fácil.

Por lo que me dicen familiares y amigos que han presenciado las entradas, coinciden de manera casi unánime en que han sido espléndidas, con muy pocos cortes, una excelente nivel en general de bandas de música, mucha variedad de trajes especiales y un acierto y corrección en los boatos. No me llega ninguna anécdota desagradable reseñable y una cuestión que no dependía de la organización ni del factor humano, como es la meteorología, este año nos ha deparado un tiempo perfecto para los desfiles, y además durante los cuatro días.

En cuanto a la organización, la media hora de demora del acto del disparo del domingo por la tarde vino motivada por la no presentación a su hora del camión que debía de efectuar el riego de las calles antes y después del disparo. También me cuentan que el cambio de ubicación del castillo de fuegos artificiales, motivó que algunas personas se lo perdiesen por desconocer dicha modificación y otras, que estaban en la zona del Ayuntamiento, porque solamente veían los disparos más elevados, perdiéndose el resto porque algunos edificios impedían la visión. Tiempo habrá no obstante para que ayuntamiento y comisión de fiestas hagan balance de participación, organización y cuestiones a mejorar. Por mi parte, como festero que no he ocupado cargo organizativo alguno en los últimos años, solo me resta felicitar a todas las personas que han dedicado horas y esfuerzo para que todo saliera del mejor modo posible. Desde los cargos festeros, hasta las directivas de las 14 comparsas y a todo el equipo de la comisión de fiestas, así como a los responsables de los actos litúrgicos, religiosos y camareras de la Virgen. Al año próximo, más y mejor. Y esperemos que esta crisis vaya escampando y mucha gente que en los últimos años se ha visto forzada a dejar de participar, pueda reincorporarse a la fiesta de nuevo.