
En el año 1995, si mal no recuerdo, el entonces portavoz en la oposición, José María Aznar hizo famosa una frase que, como un soniquete, martilleó al entonces presidente del Gobierno, Felipe González. "Váyase, señor González", le espetó una y otra vez, en el debate sobre el estado de la nación, cuando la situación política del país era una sucesión bochornosa de escándalos de corrupción, y cuando no ganábamos para sustos. Cuando no era el director de la Guardia Civil, Luis Roldán, era el gobernador del banco de España, Mariano Rubio. Cuando no era Filesa, eran los GAL. Y aunque resulte obvio, lógicamente, Aznar estaba en la oposición y Felipe en el gobierno.
A nivel local, en un ejercicio de prestidigitación y patochada política, haciendo una vez más del ataque la defensa, Mayte Parra y Miguel Ángel Agüera, pedían entremezclada con insultos la dimisión de toda la oposición. Nos achacaban haber pedido la suya en diversas ocasiones. Pues miren ustedes, motivos para que hubieran dimitido ya, los hay a cientos esta legislatura:
Por no haber sabido dirigir un equipo de gobierno con mayoría absoluta de trece concejales, donde han tenido fugas, dimisiones y expulsiones desde el principio de la presente legislatura. Por haber hecho una utilización descarada de los medios públicos y el dinero público para sus fines personales y particulares, valgan como ejemplo el uso del coche oficial para irse a esquiar, o la utilización de la televisión que pagamos todos para acudir a grabar y difundir sus mítines.
Por no saber proteger el patrimonio ibense, dando todos los derechos del mundo a la constructora que pretende urbanizar el entorno de santa Lucía, y no aplicando los acuerdos mayoritarios para proteger el bien de interés cultural. Por hacer del nepotismo y el amiguismo la norma adjudicando a dedo y sin contrato innumerables obras y servicios a familiares, amigos o compañeros del partido. Por no asumir solidariamente las responsabilidades junto con la ex-concejala de deportes, a pesar de tener tanta obligación o más de supervisar y fiscalizar las contrataciones y la hacienda pública.
Por despreciar la normativa urbanística vigente, realizando obras presuntamente fuera de ordenación cuando se tiene obligación de cumplirla y hacerla cumplir. Por hacer del urbanismo especulativo su santo y seña, pretendiendo reclasificar más de un millón de metros al margen del plan general. Por rebajar los niveles del pleno a lo más degradante jamás visto en el máximo órgano rector de nuestra villa. Por hacer del insulto, el exabrupto, la mentira y la descalificación permanentes la norma. Por tener a Ibi en el ojo del huracán permanente durante toda la legislatura, siendo portada de escándalos, mala gestión y desgobierno.
Por mucho menos de todo lo anterior, otros gobernantes y en otros ayuntamientos ya están dimitidos hace tiempo. Aquí será el pueblo o las circunstancias quienen les pondrán en su sitio. Mientras tanto, pueden seguir insultando y hacer el ridículo echando la culpa a la oposición de todo. Como viene el fin de semana, solacémonos con el genial José Mota y esta particular parodia de un concejal de urbanismo. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia, o no...