Última entrevista en Radio Ibi correspondiente al 10 de ABRIL del año 2015

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lunes, 22 de febrero de 2010

Mucho que mejorar


La fotografía que ilustra esta entrada, no es de Ibi. Tampoco pretendo hacer hoy crítica del equipo de gobierno, ni hablar de cómo gestionan la limpieza. Habrá tiempo de hablar en los próximos días de las contratas de limpieza viaria y de recogida de residuos sólidos urbanos, que al parecer en breve saldrán a concurso en nuestra localidad.

El pasado sábado por la mañana me dispuse a inaugurar de forma particular el nuevo juego infantil colocado en la Glorieta Pío XII, en el barrio de la Dulzura, del mejor modo que creo puede hacerse, jugando con mis hijos, que disfrutaron de lo lindo. El juego está recién estrenado, limpio, sin suciedad, sin grafittis, sin roturas, sin desperfectos. En las pocas horas de sol de que pudimos disfrutar el sábado por la mañana, jugaron y luego hicieron el recorrido biosaludable al completo.

En ese mismo parque, y bajo la sombra de esos mismos árboles, pasé los mejores días de mi infancia. A la salida del colegio salesiano, muchos días me quedaba a comer en casa de mi abuela Lola, que vive justo en frente de dicha glorieta. Ahí jugué a las canicas, aprendí a montar en bicicleta. Me compraba golosinas "flash" en el kiosko de Amparo y cromos en el estanco de Maera. Los domingos, cuando terminaba la sesión doble del cine club "Don Bosco", bajaba con mi hermana a casa de mi abuela, donde nos recogían mis padres. Ahí, luego ya más mayor, me afanaba en comer pronto para volver al patio de los Salesianos, a practicar sin parar jugando al baloncesto. Por eso esa glorieta, ese barrio y ese colegio son especiales para mí, porque almacenan los recuerdos de la infancia, donde nos hacemos lo que luego seremos. Y mi infancia fue por eso y por otras muchas cosas, muy feliz.

Pero el sábado, en esa glorieta recién inaugurada con cargo a los fondos del Plan "E", provenientes del gobierno central, y que aún está muy limpia, había una lata de refresco en el suelo, rodeada de cuatro impolutas, limpias y vacías papeleras. No llevaba la cámara en ese momento, pero era una auténtica representación simbólica de la estulticia. No entiendo qué pasa por la cabeza de esa minoría de personas que pasan de todo, tiran la mierda al suelo, vacían seguramente sus ceniceros en el asfalto, bajan la ventanilla para tirar un kleenex o un chicle, rompen farolas, o esparcen los restos de sus inmundicias cuando salen al campo. Seguramente no son marcianos, son gente común, como usted y cómo yo. Seguramente luego en la barra del bar se quejan de lo cabrones que son los gobernantes, o de lo bien que viven los políticos y de los muchos impuestos que pagan.

Seguramente, si esos energúmenos se plantearan, si quiera un segundo, que con gestos tan sencillos como echar esa lata a la papelera, que imitarían sus hijos, nos ahorraríamos al año cientos de miles de euros en limpieza de calles, que estarían disponibles para tener mejor transporte público, mejores guarderías, mejores instalaciones deportivas, o sencillamente para pagar menos impuestos. Y no, evidentemente que no de todo lo que pasa, tiene la culpa el gobierno. Qué le vamos a hacer, hoy necesitaba desahogarme.

5 comentarios:

  1. De todas las edades y de todos los colores. Son formas de vida, maneras congénitas de actuar, vamos que parecen que nacen de uno mismo, pero no, es cuestión de educación, ... y el tio la vara, aunque resulte políticamente no correcto.

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  2. Efectivamente Nico, tienes toda la razón. Veo a veces a gente que, presuntamente ha tenido una educación, ha ido al colegio, y que tiene su coche y su casa impolutos y ordenados, tirar con desprecio los papeles y la mierda al suelo que "para eso paga impuestos". Su hijo, atento a su lado, observa y aprende
    Jordi

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  3. En el norte de España, esas cosas no pasan. O por lo menos, la minoría allí debe de ser más minoritaria. Da gusto pasear por zonas como Navarra, Cantabria, Euskadi, La Rioja. No sé, aquí somos bastante más marranos
    J.R.

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  4. El trabajo de la concesionaria del servicio de limpieza no resulta del todo eficaz si la ciudadanía no pone de su parte. Es necesario que entre todos colaboremos cumpliendo las normas de convivencia en los espacios públicos, mostrando más sensibilidad con este tema, pues puede afectar a sectores que se quieren potenciar (como el turismo).

    Y en la misma línea, otra muestra de incivismo que se percibe en las grandes ciudades (en Alicante es a diario) está relacionada con el aparcamiento en zonas de paso de peatones o rampas en aceras, dejándolas prácticamente inaccesibles para los minusválidos.

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  5. Civismo, cortesía, educación. Muchas cosas pides. En fin, es de alabar, pero efectivamente, los que con frecuencia escogemos el norte de España para nuestro tiempo de ocio, observamos que la comparación es odiosa. Parece que muchos conciben Ibi como fábrica, y por tanto, no como algo que estimar sino que aborrecer. Hi ha molta, pero que molta feina per fer. Una cultura menos individualista
    A.

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