Última entrevista en Radio Ibi correspondiente al 10 de ABRIL del año 2015

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lunes, 10 de marzo de 2014

Vamos sobrados...


Desde que hace ya varios meses se produjese el cierre de televisión más sonado del mundo occidental -es el único minuto de gloria que tuvo la extinta canal 9-, con el esperpento de Paco "Telefunken" negándose a cortar las emisiones y los trabajadores encerrados en las instalaicones de RTVV, podríamos pensar que todo se ha terminado, al menos televisivamente hablando, en la nostra benvolguda Comunitat Valenciana.

Pero quizás lo que muchos ciudadanos desconocen es que desde desde que a las 12:19 minutos del viernes 29 de noviembre se produjera dicho cierre, ordenado por el ejecutivo valenciano, todos y cada uno de los trabajadores del ente siguen percibiendo sus retribuciones, eso sí, sin que les permitan trabajar. O lo que es lo mismo, que el gobierno valenciano, ese que hoy no nos paga el palacio de justicia en Ibi, nos adeuda hasta el último céntimo del equipamiento del Teatro Río, el mismo que recorta a los dependientes o que va a cerrar una línea de infantil del colegio Felicidad Bernabeu, prefiere pagar cada día los sueldos de los más de 1.500 trabajadores de la Radio Televisión Valenciana, pero eso sí, que estén calladitos y sin poder hacer su trabajo.

Así, lógicamente, se consiguen varios efectos contrarios y todos ellos tendentes a una misma dirección: provocar en los valencianos y valencianas un estado de cabreo aún mayor si cabe. En las semanas previas al cierre del ente, a los periodistas de canal 9 les entró una "fiebre" informadora y un afán por cumplir con el código deontológico del periodista y, mira tú por dónde, les dio por informar, por contrastar pareceres de diferentes colectivos. Les dio por sacar en sus informativos más que nunca a los portavoces de los partidos de la oposición, que durante dieciocho años habían permanecido en el más absoluto ostracismo. Les dio por mostrar la peor cara del gobierno valenciano y por ser críticos con las decisiones que salían del cap i casal.

A Fabra y a su equipo les entró un "canguelis tremebundis", porque una televisión cercana y crítica con el poder, y a la que le diese por informar de aquí a elecciones, podía convertirse en el sepulturero de las ruinas del PP valenciano, el partido con más casos de corrupción de España, con más sobrecostes y con más diputados imputados por metro cuadrado. Antes que eso, pensaron, mejor cerramos y les seguimos pagando el sueldo, aunque eso suponga que a corto o medio plazo, algún tribunal no solamente pueda darles la razón a los trabajadores, sino que sea todavía más difícil de explicar a los ciudanos valencianos porqué pagamos el sueldo a gente a la que no le permitimos trabajar.

Así, el esperpento ideado en el imaginario de Valle Inclán, devuelve unos rostros aún más deformados que los que pensó en aquél Callejón del Gato. Ahora, los ninots que poblarán las calles de Valencia y de decenas de municipios que celebrarán estos días las fallas, tendrán material de sobra para recrear su ironía y su cachondeo valenciano. Pero la traca que puede avecinarse dentro de un año,promete ser la mascletá más grande jamás soñada por pirotécnico alguno. Eso sí, la resaca tras veinte años de mayorías absolutas puede ser tremenda.

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