La banda del enchufe

En el pleno del pasado lunes, todos los grupos políticos recriminamos al equipo de gobierno en general y a la alcaldesa en particular, el hecho de que viniese al pleno la dación de cuenta de un decreto por el que se contrataba a una persona para ocupar una plaza en el departamento de educación. Lo significativo no era que se contratase a alguien, aunque llevan meses diciendo que un decreto del gobierno central impedía a las corporaciones locales contratar nuevo personal.

Lo significativo es que la persona contratada es una amiga muy cercana a la alcaldesa, que ha formado parte de las listas del partido popular y que justo se le contrata al día siguiente de finalizar el anterior contrato como administrativa en el taller de empleo. Quina casualitat! com diríen els amantats. El día 4 de noviembre finaliza un contrato y el 5 de noviembre se firma un decreto para colocarla en un nuevo puesto. Cuestiones como la anterior, son de las que hacen que gran parte de la sociedad piense que los políticos no somos más que una banda de aprovechados y que únicamente nos preocupamos de nuestro propio beneficio o el de la gente que nos es afín. Ya podemos desgañitarnos diciendo lo contrario, ya podemos intentar compatibilizar nuestras actividades profesionales con la tarea de ser unos simples concejales de pueblo. Ya podemos decir que si gobernamos no haremos lo mismo. Comportamientos como el que ha demostrado Mayte Parra, aunque no son mayoritarios, nos meten a todos en el mismo saco.

Se lo dije el lunes y lo repito.  En el año 2003 y durante 19 meses ocupé el cargo de primer teniente de alcalde, nuestro partido era decisivo para la gobernabilidad de Ibi, y no coloqué absolutamente a nadie, ni amigos, ni familiares, ni simpatizantes, ni afiliados. Y os puedo garantizar que hubo personas de mi entorno y de nuestra lista, que en aquellas fechas se quedaron sin trabajo: se lo dejamos bien claro. Quien quiera trabajar para el ayuntamiento, que se presente cuando se convoquen plazas y que acceda en igualdad de condiciones con el resto de gente. Aún recuerdo las palabras de Miguel Ángel Agüera animándome a contratar alguien de mi total confianza para coordinador del Centro Cultural, o la lista con más de treinta personas que me exhibió y que había que cargarse, porque eran afines al anterior "régimen". Lógicamente, no le hice ni puñetero caso. Trabajé muy a gusto con el excepcional equipo humano que había -y hay- en el área de cultura y es uno de los mejores recuerdos que me llevaré de mi paso por la política.  Nosotros no tragamos con aquello. Eso sí, una vez roto el pacto, se abrió la veda y comenzaron a colocar a todo quisque, además de dar obras, contratos y compras de bienes a media docena de empresas afines. Ahora muchas de ellas están siendo investigadas en los juzgados.

Porque ya es mucha casualidad, más allá de los cargos de confianza, que haya personas afines o íntimas de la alcaldesa en el polideportivo, en el Hogar del pensionista, en el centro de Día o ahora en el departamento de educación. O que en algunas de las contratas municipales hayan contratado a familiares directos del señor Agüera o de algún otro militante del partido popular. Lamentablemente, cuando había trabajo para todo el mundo, gran parte de la sociedad, lejos de condenar lo anterior, pensaba que lo harían exactamente igual. Muy pocos les afeábamos la conducta y encima nos tomaban por imbéciles y luego en las urnas todo lo anterior encima era premiado con votos. La gente dice que los políticos son esto o lo otro, pero quienes les convierte en lo que son es la sociedad cuando les premia con su voto. Lo de Ibi es un vivo ejemplo. Somos el hazmerreir de la provincia. El reguero de imputados en las listas del PP es interminable, han practicado el nepotismo con tirios y troyanos y no podemos decir que no lo sabíamos. Esperemos que el decreto del otro día sea el último enchufe de esta legislatura al menos. Ya está bien de poca vergüenza