No, no es mi caso -todavía-, pero el pasado domingo leí un artículo interesante publicado en la edición digital de "El Mundo", titulado "POR QUÉ DEJÉ FACEBOOK", podéis leerlo íntegramente pinchando AQUÍ. Reproduzco el primer párrafo íntegro, que retrata bastante bien lo que supone un mal uso de una red social que por otra parte permite unas posibilidades infinitas si no se traspasan determinadas fronteras:
"Fátima(*) fue a la boda de una amiga. Se lo pasó genial y tomó unas copas de más. Nada fuera de lo normal. Bailó mientras los flashes de las cámaras de fotos alumbraban la pista tras el banquete. Al lunes siguiente, ya en el trabajo, el comentario le cayó como un ladrillazo en toda la frente: "¡Qué vestido más guapo llevabas en la boda!". "Me habían etiquetado sin darme cuenta y todos los compañeros de mi trabajo que tenía en Facebook me vieron en fotos con un pedo como un piano", comenta esta madrileña en la mitad de la treintena. Fátima lo tuvo claro y abandonó la red social: Decidí que mi vida no interesaba a nadie y que tampoco quería recuperar viejas amistades. Si quiero quedar con alguien, le llamo por teléfono y nos vemos para un café.
"Fátima(*) fue a la boda de una amiga. Se lo pasó genial y tomó unas copas de más. Nada fuera de lo normal. Bailó mientras los flashes de las cámaras de fotos alumbraban la pista tras el banquete. Al lunes siguiente, ya en el trabajo, el comentario le cayó como un ladrillazo en toda la frente: "¡Qué vestido más guapo llevabas en la boda!". "Me habían etiquetado sin darme cuenta y todos los compañeros de mi trabajo que tenía en Facebook me vieron en fotos con un pedo como un piano", comenta esta madrileña en la mitad de la treintena. Fátima lo tuvo claro y abandonó la red social: Decidí que mi vida no interesaba a nadie y que tampoco quería recuperar viejas amistades. Si quiero quedar con alguien, le llamo por teléfono y nos vemos para un café.
Siguiendo con lo que publica este interesante artículo que, por otra parte, saca conclusiones de simple sentido común, otro interesante párrafo dice "Las personas que deciden abandonar el lugar suelen argumentar parecidas razones: pérdida de tiempo, relaciones superficiales o falta de privacidad. La última parte es en la que la red social ha avanzado más, en gran parte obligada por las autoridades de diferentes países. Desde hace un tiempo, el usuario tiene más opciones sobre qué quiere compartir y con quién."
Al final, una persona debería de pensar algo más que lo que cuelga en una red social, deja de ser del dominio privado para pasar a ser del dominio público. Que no todo el mundo piensa a la hora de colgar una foto si al fotografiado le apetece que gente a la que no conoce de nada - o sí - vea esa foto. Que si decidimos que nuestros viajes, bodas, fiestas, juergas de todo pelaje, se expongan públicamente, luego no pidamos respeto a la intimidad. Aunque sinceramente, visto el efecto exponencial de las redes sociales, creo que esto no hay quien lo pare, así que al final alguien tendrá que legislar y prever sanciones para corregir los comportamientos poco edificantes en la red. Pero quizás la primera manera de protegerse sería ser cuidadoso con lo que publica de uno mismo o de la gente a la que quiere y aprecia. Es muy complicado, pero pronto veremos las primeras condenas por colgar la foto de un amigo borracho sin permiso. Tiempo al tiempo.
El fenómeno de las redes sociales nos ha cogido a todos por sorpresa. Las posibilidades que ofrecen están a años luz de lo que la mayoría piensa. Nos obligan a cambiar nuestro enfoque sobre las relaciones humanas, porque huir no siempre será la solución.
ResponderEliminarA esa persona que cuenta lo que le pasó cuando la etiquetaron en una foto, no le servirá de mucho darse de baja en el Face, pues los demás podrán seguir poniendo fotos suyas (la única diferencia es que ella no las podrá ver ni denunciar).
Por lo tanto, el camino está en mejorar en dos sentidos: en control de la privacidad (la pelota está en el tejado de las empresas) y en educar en el respecto (aquí el trabajo es para padres y para educadores).
Los que tenemos hijos, a veces nos sorprendemos a nosotros mismos riñéndoles porque "siempre están jugando a los videojuegos", como si debiera extrañarnos. Ahora que en cualquier casa hay dos o tres televisores, cuando todos tenemos móvil multimedia, cuando el correo electrónico es lo habitual, cuando tener conexión a internet en casa ha sustituido a lo que antes era el teléfono fijo, no podemos pretender que nuestros hijos no jueguen a videojuegos, sino controlarles el tiempo y dosificar determinadas actividades. Pues con las redes sociales pasa algo igual, no son imprescindibles, pero el que entra ya sabe lo que hay. Hay miles de personas que están en facebook y tienen una cuenta con una actividad nula o muy baja. Quedar para tomar un café siempre estará ahí. Pero las leyes deben de regular según qué comportamientos y los usuarios también. En la tele echan mucha mierda, pero también muchas cosas interesantes. Y sin embargo muchos escogen ver mierda, es lo que hay
ResponderEliminarA.
El otro día escuchaba yo no sé a quién decir que, desde que tenemos mail, móvil, facebook, twitter, nunca la sociedad se comunicaba tan poco y tan mal.
ResponderEliminarEl caso es que nos quieren convencer de que si no estás en nada de lo anterior eres un bicho raro. No os dejéis engañar. No es cierto. Es más, conozco a mucha gente que tiene de todo lo anterior y lo utiliza compulsivamente, y jamás ha subido al caño, ha hecho una excursión por el barranc dels molins. jamás ha ido al museo del Prado ni simplemente se ha detenido a contemplar un amanecer o una puesta de sol. Sé que una cosa no quita la hora, pero insisto, se puede vivir sin facebook, sin twitter, sin móvil y sin correo electrónico.
J.R.