Una mañana de hace quince años, cogía yo el coche para bajar a la universidad. A las 9 horas tenía el examen de filosofía del derecho. Había pasado el curso 95-96 haciendo la llamada "prestación social sustitutoria", que a las generaciones más jóvenes les sonará tan a chino como la "mili", y que era el periodo que sustituía al servicio militar. Yo había solicitado efectuarla en el Asilo San Joaquín de Ibi, y algún día hablaremos de esa experiencia, que para mi fue positiva en todos los sentidos.
Como decía, me faltaban tres asignaturas para terminar la carrera de derecho y, a pesar de haber compaginado el año cumpliendo con la labor social mencionada, los exámenes que llevaba hechos en junio iban dando frutos. Este del 5 de julio era el último. Sólo recuerdo de esa mañana haberme levantado, coger mi DNI y luego despertarme en un hospital rodeado de médicos "metiéndole mano" a mi pierna izquierda. La manera de bajar a Alicante era la antigua carretera que entonces estaba en plenas obras por la autovía. Poco antes de San Vicente del Raspeig, a la altura del puente que cruzaba el Río Seco, un vehículo se cruzó en mi camino. Al parecer el otro conductor estaba poniendo la radio y mirando a otro lado que no era la carretera e invadió mi carril, provocando un choque frontal y cambiando mi vida para siempre.
La suerte, según se mire, fue propicia o esquiva conmigo. Tenía 25 años y un conductor, llámemosle benevolamente despistado, casi me parte la vida en 2. El resultado, traumatismo craneoencefálico, fractura conminuta con estallido de fémur, y heridas y contusiones por todas partes. Personalmente pienso que tuve mucha, mucha suerte, especialmente cuando luego pude ver las fotos de cómo quedó mi vehículo, un Citroen AX que literalmente quedó plegado como un acordeón. Por suerte, llevaba puesto el cinturón de seguridad. Lo que vino después fueron muchas semanas de ingreso hospitalario. Siete intervenciones quirúrgicas a lo largo de los siguientes ocho años y muchos tiempo de rehabilitación. Y para siempre jamás, la sensación de haber vuelto a nacer y la suerte de poder seguir viviendo, caminando, haciendo deporte, disfrutando de la gente que quiero y que me quiere y haciendo vida normal.
Como decía, me faltaban tres asignaturas para terminar la carrera de derecho y, a pesar de haber compaginado el año cumpliendo con la labor social mencionada, los exámenes que llevaba hechos en junio iban dando frutos. Este del 5 de julio era el último. Sólo recuerdo de esa mañana haberme levantado, coger mi DNI y luego despertarme en un hospital rodeado de médicos "metiéndole mano" a mi pierna izquierda. La manera de bajar a Alicante era la antigua carretera que entonces estaba en plenas obras por la autovía. Poco antes de San Vicente del Raspeig, a la altura del puente que cruzaba el Río Seco, un vehículo se cruzó en mi camino. Al parecer el otro conductor estaba poniendo la radio y mirando a otro lado que no era la carretera e invadió mi carril, provocando un choque frontal y cambiando mi vida para siempre.
La suerte, según se mire, fue propicia o esquiva conmigo. Tenía 25 años y un conductor, llámemosle benevolamente despistado, casi me parte la vida en 2. El resultado, traumatismo craneoencefálico, fractura conminuta con estallido de fémur, y heridas y contusiones por todas partes. Personalmente pienso que tuve mucha, mucha suerte, especialmente cuando luego pude ver las fotos de cómo quedó mi vehículo, un Citroen AX que literalmente quedó plegado como un acordeón. Por suerte, llevaba puesto el cinturón de seguridad. Lo que vino después fueron muchas semanas de ingreso hospitalario. Siete intervenciones quirúrgicas a lo largo de los siguientes ocho años y muchos tiempo de rehabilitación. Y para siempre jamás, la sensación de haber vuelto a nacer y la suerte de poder seguir viviendo, caminando, haciendo deporte, disfrutando de la gente que quiero y que me quiere y haciendo vida normal.
Antes de tener el accidente, mis padres me habían inculcado toda la vida valores positivos, sabía valorar lo que tenía y daba gracias a Dios todos los días por ello. Había tenido la suerte -y la tengo- de tener una familia unida que está a las duras y a las maduras y un grupo de amigos de esos con los que puedes contar para todo. Desde entonces todo eso se multiplica y se vuelve aún más esencial. A veces la desgracia, el dolor, la enfermedad o las lesiones te pueden hundir o te pueden ayudar a salir adelante más fuerte. Para mí el 5 de julio de 1996 volví a nacer y todas esas sensaciones de gratitud, de aprovechar cada minuto de la vida se multiplican. De cuando en cuando, sólo a veces, la vorágine del día a día, te hace olvidar puntualmente qué es lo que verdaderamente importa, especialmente para los que andamos metidos en muchos "líos" y de cuando en cuando, conviene recordar que cada día es una oportunidad. Podría hablar de tráfico, de la carretera, de las decenas de miles de accidentados y víctimas de accidentes de tráfico que hay en toda España, pero prefiero hablar de vivir y de que merece la pena luchar por las cosas pequeñas, por las medianas y por las grandes. Y qué caramba, todo el mundo no tiene la suerte de tener dos cumpleaños
Recuerdo perfectamente aquello y me consta el esfuerzo tuyo y de tu familia para recuperarte. Pero ya ves Nico lo que son las coincidencias: en 1990 yo tuve un accidente de coche, bastante menos grave, a la entrada de la Universidad, por culpa de un conductor que se saltó el semáforo en rojo. Acudía al penúltimo examen de la carrera y ... era de filosofía del derecho.
ResponderEliminarPues qué menos que FELICIDADES, no sólo por tu cumpleaños, si no por cómo lo has sabido llevar. Nunca te he visto quejarte, NUNCA, y eso no hace más que reafirmar tus ganas de vivir. No nos queda otra, es fundamental con todo lo que nos queda por pasar.
ResponderEliminarFELICIDADES, de mi parte y de mi mujer
Loli Sevilla Sevilla
ResponderEliminarNo he podido evitar emocionarme, tengo el corazón en un puño, me duele, y no puedo dejar de llorar.........el día 21 de éste mes hace 8 años que la carretera se llevó a mi tío para siempre, así, sin más....se fué a trabajar, con su camión, como todas las mañanas y nunca más lo volvímos a ver, ni un beso, ni un abrazo, ni un adiós de despedida, dejándo mujer y cuatro hijas. Solamente el que ha vivído una experiencia de éste tipo sabe el dolor que te deja en el corazón de por vida, ya nunca, nada será igual. Éste fin de semana será dificil, tendrá un sabor agridulce, se casa mi prima, su niña, su Lola, y él no estará para llevarla al altar. No sabía nada de lo ocurrido, y por eso quisiera darte la enhorabuena por esos dos cumpleaños, por seguir disfrutándo de tus padres, hermanas, amigos....y por la oportunidad de haber podido crear tu propia familia. Un abrazo.
Vaja, així que tens dos aniversaris.... bo, ho tindrem en conter...
ResponderEliminarYo recuerdo tu accidente como una conmoción en la cuadrilla de amigos que hemos compartido, y el comentario de aquellos días era: "no se ha matado de milagro". Es una experiencia de esas que marcan, a ti y a los que te rodean. Pero pienso que aquello a ti no te cambió, ni el caracter ni tus valores. En fin, que sea el último accidente de circulación que tengas en tu vida, protagonizado por ti o por alguno de tus allegados. Es lo que es menester.
Y que todavía haya gente que cuestione los límites de velocidad.... por ser muy restrictivos. A ver si nos vamos dando cuenta ya que a más de 120 kms por hora las posibilidades de salir vivo de un accidente son remotas, leshes!!!, lleves el coche que lleves.
Después de leer tu comentario, pienso que los que están metidos en ese enjambre de suspicacias, promesas, egolatría, disculpas falsas, aderezado todo con un tinte de queda bien y frases hechas, que es en síntesis, la política. Deberían de vez en cuando..., solo de vez en cuando, hacer un alto en el camino y meditar llevar a efecto, los valores de la sinceridad, el dialogo honesto, y el compromiso real de hacer un mundo mejor, porque al final y efectivamente en un sutil "momento" el Universo se encarga de hacernos ver nuestra extrema fragilidad. Dicho esto mi limpio deseo de que estés bien, superaras aquel trance y hayas aprendido.
ResponderEliminarPues que te voy a decir, que me alegro mucho por tí y por los que somos amigos tuyos. Y en lo de que puedes andar, hacer deporte y demás, doy fe, que no hay quien te siga el ritmo cabrito..
ResponderEliminarUn abrazo
RUBÉN
d'intel.ligents es treure conclusions positives de les experiencies negatives. Tú sempre has estat positiu i fins i tot ens donaves anims quan anavem a veure't. Així que, moltes felicitacions, pero ja saps. Dos aniversaris, son dues cerveses. Un abraç
ResponderEliminarTófol
Mi enhorabuena, pocas personas pueden extraer lo bueno de situaciones de extrema adversidad, hablas bien de ti sin decirlo, y mi enhorabuena a tu familia y ánimos para superar lo que venga.
ResponderEliminarTe doy toda la razon, yo tambien tengo dos cumpleaños, GARACIAS A DIOS
ResponderEliminarUn abrazo