Ocio, negocio y casco antiguo (1ª parte)

Hoy tenía previsto hablar de lo más destacado que se trató en el pleno ordinario del mes de noviembre, celebrado el pasado lunes día 3. La actualidad me obliga a tratar un tema que, aunque de refilón, también se trató en ese pleno. La reciente polémica suscitada por un escrito de queja presentado por varios vecinos del casco antiguo y que posteriormente ha sido respaldado, al parecer, por la directiva - o por una parte - de la asociación de esta zona de Ibi.

Vaya por delante que soy vecino del casco antiguo desde que nací, así que conozco de primerísima mano los problemas de esta zona, sin ningún lugar a dudas, la más degradada, abandonada y olvidada por los gobiernos sucesivos de los últimos treinta años. Sólo salvaría la actuación en les Costeretes y la remodelación del archivo histórico y el Casal Fester. El abandono, la desidia, la falta de previsión y las actuaciones puntuales pensando más en obras electorales mal planificada y buscando el sobrecoste y la especulación que en un estudio serio, riguroso basado en las necesidades sociales de un barrio y escuchando - de verdad - a todos los colectivos que viven y trabajan en él, han traído el resultado actual de las circunstancias.

Vaya también por delante, que por edad (tengo 43 años), conocí la "época dorada" de esa zona de Ibi en cuanto a diversión se refiere. La época en que no podías llegar desde la esquina de la plaza de la Palla hasta las cuatro esquinas, porque había pubs y bares a derecha e izquierda, porque había tanta gente dentro como fuera de los bares, porque los que se iban de Ibi eran los más caprichosos o los más "avanzados", ya que en Ibi tenías marcha que no te la acababas. Aquélla época, especialmente entre el 85 y el 95, fue fruto de varias cosas: la generación del baby boom era el triple de numerosa de lo que lo es actualmente la gente que tiene entre 15 y 30 años. La normativa existente no era la de ahora, que ya "somos Europeos". Y para montar un bar, en la mayoría de los casos (había excepciones), bastaba con el bajo de una antigua casa, un equipo de música más bien rudimentario, mucha cerveza en las neveras y gente con ganas de divertirse. De hecho, la mayoría de los promotores de aquellos negocios tenían, en la mayoría de los casos también, otros trabajos durante la semana. Los vecinos de la zona en aquella época, también tenían hijos o nietos que salían a divertirse y aguantaban mucho más que ahora, por eso o por que la normativa no era tan estricta y los gobiernos de turno sabían que tenían mucho más a perder que a ganar cerrando bares.

Yo conocí la época en el que cuando la gente salía del legendario "Mosca Boba" (en frente del cine Roxy), hacían concursos de romper botellas de cerveza contra la pared de ese antiguo cine. Yo vivía y vivo justo en frente. A mí me han tocado al timbre de madrugada un sábado sí y otro también. He vivido los destrozos de bolsas de basura de los cuatro chalados que volvían a casa mamados una y otra vez. Y también, como joven, me he divertido mucho y he disfrutado mucho de esa época en la que, sin moverte de Ibi, no solamente tenías veinte pubs donde escoger, sino que además los que entre semana estudiábamos juntos en el instituto, nos socializábamos de otra manera el fin de semana.

Esta época de "super movida ibense" no volverá nunca, no nos engañemos. No volverá porque ni hay un porcentaje de gente joven tan elevado como entonces (en la casa que menos éramos tres hermanos) respecto del resto de población, ni volverá porque en aquellos años hubo una década de total permisividad, veníamos de cuarenta años de dictadura y había una generación de padres e incluso abuelos que decían eso de "déjales que disfruten, que nosotros no pudimos". Ni volverá, porque ahora para montar un bar cumpliendo normativa, tienes que hacer una inversión que, en una población industrial, con horarios industriales, los bares de música y copas tienen un campo de negocio muy limitado, prácticamente el sábado, ya que las noches de los viernes salen cuatro. También ha matado gran parte del ocio el alargar los horarios. Hasta no hace mucho, la gente quedaba después de la una de la madrugada. Si sales a esa hora, quieres terminar pasadas las cinco o las seis. Eso es imposible de hacer en una zona de viviendas sin molestar. Pero me niego a pensar que la zona de ocio de jóvenes y no tan jóvenes de Ibi sea la Calle Castaños de la capital de la provincia y que el "tardeo alicantino" sea la única alternativa. Es de locos.

Ahora vuelve el "tardeo", aunque todo está inventado. Lo que se hacía hace 25 o treinta años. La gente queda a hacerse la cerveza a mediodía y luego sigue. Si haces eso, a las once de la noche estás hasta las narices. Pero así y todo, con esa restricción de horarios, muy pocos bares pueden abrir en Ibi por sus condiciones más allá de la 1:30, ha habido quejas en su mayor parte más por lo que se produce fuera (ruidos, presunto consumo de estupefacientes y suciedad), que por lo que pasa dentro de los bares, que afirman cumplir normativa. Y creo que ambos, en parte, tienen sus razones. En una entrada de este humilde blog es imposible resumir todo esto, así que mañana seguiré con lo que nuestro grupo humildemente propone. Pero estoy convencido que todo tiene solución, vías intermedias y que todo es posible con diálogo. Los que ahora se quejan algunos también son jóvenes y les gusta salir de cuando en cuando, y los que son más mayores, también conocieron la época dorada, incluso anterior a la que me refería cuando en Ibi llegó a haber tres discotecas (Black, Disclub y New Garden) y 2 cines (el río y el Roxy). Quiero creer y creo que es posible tener un casco antiguo para vivir, para que haya negocios y que tenga varios bares, cafeterías o pubs donde tomarte una copa y divertirte. Pero hay mucho tiempo perdido y mucho camino por recorrer. Me niego a dar por enterrado el casco antiguo y la vida en esta zona.