Los tiempos están cambiando...

The times they are A-changing' (los tiempos están cambiando), decía el título de aquella legendaria canción de Bob Dylan. Él se refería a todos los cambios que a finales de los años 60 comenzaban a producirse en los Estados Unidos en particular y de la auténtica revolución cultural y social que se estaba viviendo: conflictos raciales, guerra del Vietnam, lucha por los derechos civiles, etc...

Qué duda cabe que la mayor crisis económica y financiera que aún estamos viviendo, la mayor según dicen los expertos desde la crisis del petróleo allá por los setenta, también está propiciando cambios en muchas de las cosas que en los países occidentales y, en especial, en la vieja Europa, dábamos por sentadas. Y de manera particular en España, un país que vivió su transición de la dictadura a la democracia hace casi cuarenta años y donde varias generaciones reclaman ahora su protagonismo y su derecho a decidir sobre cómo nos debemos de seguir conduciendo en este país. Lo que muchos daban por sentado se cuestiona y muchas cosas, indudablemente necesitan cambios profundos.

En todo este contexto presenta su abdicación el Rey Juan Carlos. Añadir yo aquí mis comentarios a las miles de opiniones que desde ayer a estas horas se están produciendo en todos los medios y en todo el mundo, es reiterativo y poco original. Pero como miembro de la generación que nació pocos años antes de iniciarse la transición y a los que en teoría nos debe de corresponder una parte del reto de seguir protagonizando el presente de este país, me parece ineludible hacerlo. Jamás me he planteado si soy monárquico o republicano. Entre otras cosas, porque lo del Rey es algo que conoces desde pequeño, una figura que te plantean prácticamente siempre de un modo amable, como una figura que está más allá de las cosas "terrenales". Alguien que es Jefe de Estado, pero que aunque sanciona con su rúbrica las decisiones y las leyes, no puede decidir porque por encima de él tiene un poder legislativo, un ejecutivo y un judicial que son los que verdaderamente mandan y gobiernan.

Cuando desde niño a varias generaciones nos presentan la figura del monarca como algo eminentemente positivo, que ejerce una parte importante de la representación de tu país y que es así como un "cuerpo diplomático de lujo", tampoco te cuestionas demasiado más. Es algo que está así, así lo has conocido, y que mientras se comporte, no moleste y no metan la mano en la caja, puede venirnos hasta bien. El problema es que este mismo sistema que te plantea la monarquía de esa forma en que, de un modo más o menos natural, muchas generaciones aceptan, toleran o hasta simpatizan, te enseña que vivimos en un estado democrático de derecho, donde los cargos y el poder son electos y donde el poder no se hereda. Y ahí es donde a un servidor, como le sucede a muchísima gente, comienzan a chirriarle los goznes de este sistema sostenido con alfileres.

Someter a referéndum la decisión de que la jefatura de Estado la ostente una monarquía hereditaria o que sea bajo la forma de una república, puede que a mucha gente no le parezca el principal problema del país. Pero si en el colegio te enseñan que vivimos en un estado social y democrático de derecho, que los concejales, los diputados y los presidentes de tu país deben de ser elegidos por el pueblo, es muy difícil sostener que la jefatura del Estado la ostente la familia tal o cual. Y eso, aunque a efectos prácticos podamos pensar que para ese puesto estamos bien como estamos, siempre que quien ostente el cargo y quienes le rodean lo hagan con la mayor dignidad, profesionalidad y honradez.

Con el desprestigio que ahora tiene un parte importante de la clase política, tampoco veo excesivo afán de cambio en ese sentido. Creo que hay otros cambios mucho más importantes y más urgentes a abordar y que sí son reclamados mayoritariamente: desaparición del Senado y las diputaciones, supresión de los aforados, reducción de privilegios desfasados, listas abiertas, cambio del sistema electoral, etc... Mientras que la gente que es partidaria de una república no tenga una mayoría real esto difícilmente se votará. En Europa hay democracias con mucho más arraigo y tradición que la nuestra que tienen monarquías: Reino Unido, Holanda o Suecia son algunas muestras. De momento nosotros ahora tenemos un heredero que lleva toda la vida preparándose para esto. Y los partidos que representan actualmente a más del 70% de los ciudadanos en el Congreso apoyan esta continuidad. Podremos opinar que la monarquía es un anacronismo, pero un anacronismo que en su día se votó con la constitución. El nuevo rey estoy convencido que es plenamente consciente que esta España no es la que heredó su padre. Que en aquél momento para el pueblo entre escoger entre una dictadura y una monarquía parlamentaria, no había color. Si la monarquía quiere sobrevivir a sí misma, también tendrá que adaptarse a los tiempos. De lo contrario, el tiempo y la sociedad irán haciendo su trabajo.