Cuentas, cuentos y SICAVS...

Cuando creíamos que, con lo que llevamos viendo en los últimos años, la capacidad de asombro de los ciudadanos y el nivel de tragaderas había llegado a sus máximos niveles, esta semana hemos tenido un par de ejemplos de que en este país, aún podemos ensanchar un poco más los esfínteres, que esto aún da de sí.

Resulta que en el Tribunal de Cuentas, máximo órgano fiscalizador de la contabilidad y los números de las administraciones públicas, o sea, el que tiene que velar para que los ayuntamientos, las comunidades autónomas, las diputaciones y toda la pléyade de organigramas que nos administran, cumplan con sus obligaciones y se ajusten a la legalidad, tiene entre sus 700 empleados a más de un centenar de familiares directos. Al principio, tras hacerse eco el diario El País de la noticia, el primer amago fue de intentar negarlo. Pocas horas después se intentaba maquillar y al final se reconocía.

Eso sí, se han apresurado a decir, todos han entrado con oposición, el hecho de que haya un índice de familiares directos, hijos, cuñados, hermanos del primo y tanta proliferación de consanguinidad es fruto de la casualidad. Al final, la contradicción de los que dicen haber hecho una oposición pero utilizan el contacto privado o familiar para entrar con más facilidad, es como la de los cientos de miles de funcionarios que dicen defender lo público y luego tienen todos los servicios sanitarios y de salud concertados con mutualidades o empresas privadas.

Al hilo de esto último, nos encontramos ayer mismo con la dimisión del candidato y cabeza de lista por Izquierda Unida, Willy Meyer, como consecuencia de haberse descubierto que las aportaciones al fondo de pensiones al que, al parecer, tienen derecho todos los eurodiputados, iba a un fondo gestionado desde Luxemburgo (paraíso fiscal) por una SICAV, fórmula jurídica societaria que tributa únicamente al 1%. Uno de los sistemas preferidos por las grandes fortunas para no tributar por el impuesto de sociedades. Willy Meyer ha dimitido, entiendo yo, como consecuencia de que esto ha salido a la luz. Me resulta mucho más difícil creer que no sabía dónde iban las aportaciones de su plan de pensiones, entre otras cosas, porque por ley se suministra información trimestral a los partícipes con un desglose además muy detallado, de dónde se invierten y en qué porcentajes, además de los gastos y evolución del propio plan.

Al menos Meyer ha dimitido forzado por su partido. Pero es que resulta que en idéntica situación están prácticamente casi todos los eurodiputados y 38 españoles, pertenecientes prácticamente a todas las formaciones políticas. El problema, más allá de que, especialmente los que denuncian al sistema capitalista y la utilización de las SICAVS por la "élite" financiera, quedan especialmente retratados cuando se desvela que son los primeros en utilizar las ventajas de este "sistema pervertido", es precisamente si es ético o no que se tengan retribuciones en especie al margen del salario. Y aquí es dónde yo entiendo que está el quid de la cuestión. Si los eurodiputados, los diputados autonómicos y toda la pléyade de diferentes cargos públicos en diferentes administraciones, tuviesen sus sueldos sin aditamentos, estas cosas no pasarían. Cada cual dedicaría una parte de sus ingresos a planificarse sus ahorros, su jubilación, la educación de sus hijos o sus vacaciones como le rote y mejor considere que puede invertir, que es lo que intentamos hacer la mayoría de la gente, cada uno dentro de nuestras posibilidades.

Si como aquí se ha visto, uno juega a ser revolucionario y antisistema por la mañana, y por las tardes se dedica a invertir como cualquier capitalista su dinero donde más le renta y menos tributa, corres el riesgo de que te saquen los colores a las primeras de cambio. Si alguien sigue pensando que el sistema que se montaron los políticos hace varias décadas para gobernar Europa no es un sistema de castas y privilegios, este último episodio ha destapado otro motivo más para cambiar las cosas. Pero tranquilos, las dos grandes formaciones y han pactado entre ellas para que todo, también sus fondos de pensiones, siga igual.