Última entrevista en Radio Ibi correspondiente al 10 de ABRIL del año 2015

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martes, 29 de octubre de 2013

Que la fuerza te acompañe...




Hace hoy diez años, sobre las 2 de la madrugada aproximadamente, nacía mi hijo mayor, a quien, fuimos poco originales, le pusimos también Nicolás. Nada, absolutamente nada, te cambia tanto la vida como tener hijos. Es un tópico, pero es así. El parto no fue especialmente complicado (será para tí, dirá la madre) pero los casi cuatro kilogramos de peso que traía el muchacho, sin epidural, dejaron a mi esposa tan agotada que nada más verle la cara al niño perdió el conocimiento por agotamiento. Si ser padre te cambia la vida, dar a luz a un hijo hace que todas las madres del mundo se merezcan el mayor de mis reconocimientos. Yo allí con la bata y el gorro verde, me sentía como un bulto sospechoso que lo único que podía hacer era apretarle la mano a mi esposa e intentar compartir con ella parte de ese esfuerzo sobrehumano.

Así que, desmayada mi mujer, y tras los correspondientes lavados y operaciones de rigor que se hacen a todos los recién nacidos, lo metieron en su cuna y me lo subieron conmigo a la habitación. Aquélla cosa me miraba fijamente a los ojos, y yo ya sabía que nada iba a ser igual. Y por el camino, fíjate tú por dónde, ya han pasado diez años, en los que he tenido la suerte de disfrutar momentos maravillosos con mi hijo. Sales de casa camino del hospital con esa bolsa que tienes preparada hace unos días, con colonia, cremas, pijamas y pañales y vuelves con un ser humano, único e irrepetible que durante muchos años va a formar parte de tu vida, va a depender en gran parte de ti, vas a tener que educarle y para nada de lo anterior hay manual de instrucciones. Y que además, es lo que tiene la genética, se parece en muchas cosas a ti. Vas a reir con él, a llorar con él, y sobre todo, a preocuparte por él.

No sé si como padre soy bueno o no, lo que sé es que mi hijo es fantástico, o a mí por lo menos me lo parece. Es un tipo noble, tiene sentimientos, sufre por casi todo, se preocupa por todo y por todos. Tiene muy claro lo que está bien y lo que está mal, que tal y como están las cosas, no es poca cosa. Mi hijo no es perfecto, para nada, pero nos da tanto, que no cambiaría nada, absolutamente nada, por la sensación de quererle. Sonará cursi, estúpido y sensiblero, pero en ocasiones le quiero tanto, que hasta me duele. Lo veo jugar con su hermano, lo veo ilusionarse por las cosas sencillas, y sobre todo, revivo cientos de momentos de mi infancia a través de él. Le gusta que le acompañe al colegio aunque ya puede ir solo. No sabe ni que su padre tiene un blog, y hasta hace poco, casi que no sabía ni que era concejal ni mucho menos qué es eso de ser concejal. Porque él, faltaría más, está a lo suyo, que es ser niño y ser feliz. Sobre todo, le encanta ser feliz y se enfurruña cuando me ve enfadado. ¿Por qué ya no estás contento?, me suelta. Así que he decidido que por lo menos cuando esté con él, con mis hijos, con mi familia, tengo que intentar estar más contento y enfadado sólo lo justo e imprescindible. Porque cuando quiera darme cuenta, habrán pasado otros diez años. Porque esta vida son cuatro días y ya han pasado dos y pico.

Como yo, mi hijo es un fan del cine y ahora ya cada vez le gusta más ver películas de "personas", como dice él, que de dibujos animados. Es un fan de la saga de Star Wars y del Señor de los anillos y le encanta verlas varias veces, pero le entusiasma más aún que las vea con él. Cuando aún le acompaño al colegio, busca mi mano y yo cada vez noto más que la mano es algo menos suave y más grande. Sé que en un par de años o tres le cambiará la voz, comenzará a tener ese andar desgarbado de adolescente y muchas cosas cambiarán. Pero espero retener en mi memoria todos y cada uno de los momentos que me da. Sé que echaré de menos hasta el reñirle porque no hace los deberes a tiempo o porque no prueba la fruta. Pero sé que mi vida es mejor gracias a él y por supuesto, gracias también a su hermano, mi otro hijo con el que se lleva solamente dos años y son inseparables a pesar de tener caracteres completamente diferentes. Seguramente algún día, más adelante lea esto y no sé lo que pensará. Ahora, seguiré tratando de disfrutar los momentos sencillos, cuando me pregunta "¿abrimos una bolsa de quicos y ponemos la número 3 de Star Wars?". Que la fuerza te acompañe, joven padawan. Te quiere mucho, tu padre. Felicidades

6 comentarios:

  1. Comparto tus sentimientos paternales, no hay nada como ver crecer a los hijos. Dale un beso de mi parte al primogénito.

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  2. Segur que quan els teus fills ho vegen els entrarà una barreja de vergonya (papa com te'n passes) i d'amagat orgull, però sens dubte que ho agrairàn
    Elvira

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  3. Fan falta persones amb sentiments i trellat a la vida pública i a la vida en general. El teu fill té molta sort. Un abraç i a continuar disfrutant de les coses autentiques i sencilles de la vida. De vegades les arbres no ens deixen veure el bosc
    Tófol

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  4. nicolás.....impresionante comentario!!!!! enhorabuena.....por humano, por sencillo, por cercano....IM-PRESIONANTE! tu hijo estará orgulloso el día de mañana de leer esto....

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  5. Nicolas,GRACIAS,por ser como eres,y tus hijos tener un padre como tu,como tu tienes a unos estupendos padres y abuelos, por ser una gran familia,personas sencillas,llenas de humildad,honradez,y todos con un gran corazón.Un Abrazo.

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  6. me has emocionado y cuanta razón tienes.....porque día que pasa día que no vuelve.....disfrutemos al máximo de nuestros hijos!!!!!!! un besazo al cumpleañero

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