Errores, irregularidades y chanchullos varios

Como decía ayer, la alcaldesa de Ibi Mayte Parra acudía a Radio Ibi el pasado viernes a dar el "parte". Varias modificaciones se introdujeron en su actual estilo, un tono de voz más sosegado, lo cual es de agradecer y una frase legendaria conociendo a nuestra primera edil, "algún error habré cometido". Lo anterior no era en tono afirmativo, ni siquiera enumeró el posible error, no creáis, lo dijo en singular, era más bien en un tono de "lo digo porque lo tengo que decir y tengo la espada de Damocles de una moción de censura encima de mi cabeza".

Ahora bien, el vano intento quedó en eso, en un intento de autocrítica. Hay personas que ese término no lo conocen y por tanto tampoco lo practican. Tiene narices, en una primera edil que en diez años de mandato ha tenido por delante y por detrás todo lo que aquí ha sucedido. Solamente en la legislatura pasada, el ayuntamiento de Ibi como consecuencia de su gobierno ha acumulado más escándalos, portadas de periódicos, imputaciones, dimisiones, ceses, abandonos, investigaciones públicas, investigaciones secretas y barbaridades que ningún otro de todas las comarcas del interior de la provincia de Alicante.

Pero le refrescaré la memoria con alguno de los más significativos. El lunes 7 de febrero de 2011, faltando solamente tres meses para concluir la pasada legislatura, esta alcaldesa que es quien convoca los plenos y confecciona el orden del día, introdujo un punto para modificar el Plan general de ordenación urbana de nuestro municipio. Varios meses atrás, había llevado a cabo una obra en un chalé de su propiedad consistente en un muro de piedra de más de 2 metros de altura y de considerables dimensiones, infringiendo la normativa vigente en el municipio que ella misma presidía. Es decir, quien había jurado cumplir y hacer cumplir la ley, no solamente la había infringido sino que iba a proceder a modificarla para hacerse un traje a medida.

Semejante tropelía no podía cometerla sola y, evidentemente, allí acudieron prestos y raudos los concejales de su grupo que se prestaron a aquél penúltimo delirio de una alcaldesa ya entonces completamente desnortada. Entonces, como ahora, el silencio cómplice de algunos concejales silentes que no se atrevían a plantarle cara, propició tamaña barbaridad. Pocos meses después, el pueblo de Ibi que conoció pelos, datos y señales de aquella infamia, le quitó la mayoría absoluta pero le volvió a dar diez concejales. Aquello no fue un error, fue un traje a medida para encajar una ilegalidad dentro de la nueva legalidad confeccionada por la propia edil y que, ya veremos cómo termina. Determinadas cuestiones no prescriben tan fácilmente.

Aquello se produjo en un contexto en el que tenía una edil cesada-dimitida (Felicidad Peñalver), a otro apartado de sus funciones (El difunto Rafael Pastor), a otro que no la soportaba pero que votaba con ella (Antonio Granero), y a otros dos imputados (Ana Sarabia y José Antonio Onsurbe). Por nada, absolutamente por nada de todo lo anterior, esta alcaldesa ha pedido disculpas al pueblo de Ibi ni a su propio partido jamás. Todo lo anterior fue de su absoluta y entera responsabilidad. Lo penoso y lo lamentable es que tras las elecciones de 2011 y solamente por todo lo anterior, que es una muestra de muchas más actuaciones irregulares, esta alcaldesa no pasara al banco de la oposición para una buena temporada. Ahora estamos a tiempo de poner remedio y un poco de cordura en el Ayuntamiento de esta querida villa. Veremos