Mañana puede consumarse la infamia

Para mañana viernes 26 de octubre a las 9 de la mañana, la alcaldesa de Ibi ha convocado un pleno con carácter EXTRAORDINARIO donde, entre otras cuestiones, se lleva la aprobación de la nueva ordenanza reguladora de la tasa del agua potable, derivada de la nueva contrata cuyo origen está en la infame prórroga que aprobaron cuatro concejales en una Junta de Gobierno que, si nadie lo remedia, pasará a la historia del Ayuntamiento y veremos si de los juzgados.

En el Reglamento Orgánico municipal, que desarrolla los aspectos a que nos obliga la Ley de Bases de Régimen Local, se prevé que los ayuntamientos de más de 20.000 habitantes tienen la obligación de convocar al menos un pleno ordinario al mes. En nuestro ayuntamiento, esa previsión está regulada para el primer lunes de cada mes, siempre que sea posible. Ese pleno ordinario debe de convocarse, haya o no asuntos en el orden del día, aunque sólo sea para que el equipo de gobierno de cuenta y la oposición pueda ejercer la fiscalización de los órganos del gobierno vía mociones extraordinarias, de urgencia o ruegos y preguntas. Teniendo en cuenta que estamos terminando el mes y que esa obligación no se ha cumplido, el pleno que se convoca mañana debía de haber tenido el carácter de ordinario. Estoy seguro que nos dirá que antes de que acabe octubre convocará el ordinario para evitar la correspondiente denuncia y para tapar la boca a quienes son su muleta.

La alcaldesa, además de seguir faltando al respeto a los demás y a sí misma con su talante habitual, se ha envalentonado al ver que va consiguiendo sus propósitos. Esto es, mediante la táctica de seguir maquinando por detrás y tener a su servicio absoluto a varios funcionarios en puestos claves, mediante la táctica de pasar la mano por el lomo a los concejales que le interesa y cuando le interesa, pero luego hacer todo lo contrario. Mediante la táctica de ir nombrando portavoces a los que luego desdice continuamente, vaciando su función de contenido. Mediante la táctica de seguir acudiendo a los sitios a decir que esto o aquello no puede hacerse porque la oposición no le deja. Al final, tiene a sus propios concejales desanimados, sin rumbo fijo, con la sensación de que el trabajo que hacen (los pocos a los que les cunde) no sirve para nada y amenazando continuamente en privado con que, si esto sigue así, se van.

Por eso, el pleno de mañana se convoca a las 9 de la mañana. No por cuestiones de logística. No porque sea un pleno de estos de un punto del orden del día que se despacha en cinco minutos. Se convoca a las 9 de la mañana para seguir demostrando, sobre todo a los suyos, que ella es quien manda y corta el bacalao, aún a riesgo de que sean los suyos los primeros mosqueados. Se lleva también a esa hora para evitar que acudan ciudadanos al pleno, ya que pretenden consumar un pelotazo en toda regla, que se viene maquinando desde hace más de dos años. Agüera tiene el habano preparado y la cerilla a punto y los demás a mirar al otro lado y a excusarse con que "esto viene de antes" "no podemos rescindirlo porque de lo contrario podrían reclamarnos al ayuntamiento". La inactividad, el callar, el mirar para otro lado mientras la lideresa prosigue con sus atropellos y sus maquinaciones es tan grave como el comportamiento de la propia alcaldesa o de Agüera. Si el Migue y su colegui han cometido multitud de desmanes fue porque en anteriores legislaturas otros concejales han callado, mirado para otro lado y obviado el enfrentamiento. ¿lo van a seguir haciendo los actuales? El 25 de mayo de 2011 el pueblo lanzó un mensaje alto y claro: que se aclaren punto por punto todos los desmanes de la pasada legislatura, que se rectifique lo que se hizo mal, que se depuren responsabilidades (de funcionarios y políticos) y que se gestione con transparencia y honestidad. Muy poco han tardado algunos en olvidarlo.