Una de cine (LO IMPOSIBLE)

No pude esperar mucho más después del estreno. El pasado domingo acudí a ver "Lo imposible", del director español que alcanzó un éxito internacional con su anterior película, "El orfanato", José Antonio Bayona. Las cosas no pasan por que sí. Al igual que Amenábar ha hecho grandes películas y ha llenado salas de cine, también parece que Bayona es capaz de hacer buen cine y además atraer al gran público. Y olvidar los absurdos tópicos que algunos cargan sobre el cine español. Hay buenas y malas películas, con independencia de la nacionalidad de sus protagonistas, directores o productores.

Las primeras críticas reconocían la maestría del director español, pero le achacaban que abusaba del recurso sentimentaloide. Después de verla, he de decir que, en mi opinión el anterior adjetivo es una soberana memez. Estamos ante una magnífica película, impecablemente rodada, con un gran trabajo de los actores -todos- y que da lo que se adivina. Un caudal de buen cine cargado de emotividad, sentimiento, capacidad de empatizar con el dolor ajeno y que, eso sí, hace casi imposible que cualquier persona que sea hijo, padre, hermano, o sea, todos, no se emocione en algún momento a lo largo de la película.

Si además como en mi caso, se tiene una edad similar a la de los protagonistas e hijos también de edad similar, ya adelanto que pasaréis toda la película compartiendo el sufrimiento de los protagonistas en grado superlativo. Si sois de lágrima fácil, prepararos. Es otra manera de disfrutar del cine. Sales de la película con ganas de abrazarte a tus hijos y a tu pareja. Pero más allá del sufrimiento de los protagonistas, Bayona consigue reflejar cómo la vida puede cambiarte en un instante por elementos que no dependen en absoluto de tí. Es capaz de reflejar magistralmente el impresionante caos que se produce tras una catástrofe de esas dimensiones y lo complicado de la logística posterior. Somos capaces de ver cuán necesarios somos los unos para los otros, especialmente en situaciones trágicas.

El primer fin de semana ha batido todos los records de taquilla y me aventuro a decir que lo va a conseguir también en el resto del mundo. La película además no tiene un metraje excesivo (1 hora y 40 minutos). Lo más curioso es que, la mayoría de los que acuden al cine conocen la historia, saben que está basada en la peripecia de una familia española, saben cómo transcurrió y cuál fue el desenlace. Pero eso no evita que la angustia, la emoción, la sorpresa y la alegría nos acompañen a lo largo de la misma. Es simplemente porque es CINE con mayúsculas. Y como siempre digo, yo soy un simple aficionado. Si no os gusta, pues ya sabéis, las quejas a otro. Buen fin de semana