
Ayer, el actual síndic (portavoz) del Partido Popular en les Corts Valencianes, Rafael Blasco, dijo que no dimite. Bueno, más o menos vino a decir "que dimita tu tía", ya que la frasecita con la que se despachó fue toda una patada en el bajovientre del actual presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, al que parece ser que se le pone chulo cualquiera. O se pone en su sitio, o le van a seguir faltando al respeto continuamente.
La que se soltó Blasco decía así: "Si Fabra hubiera dimitido cuando fue imputado ahora no sería presidente", refiriéndose a una imputación que tuvo el presidente de la Generalitat cuando era alcalde de Castellón y de la que finalmente fue absuelto. Pinchando AQUÍ podéis acceder a la noticia completa publicada en el diario El Mundo. Semejante chulería es muy propia por otra parte de un tipejo como Blasco, de la cual ya dio muestras cuando vino a Ibi a presidir la única reunión del Consell de la Font Roja. Claro está, en pocas semanas toda la camarilla de pelotilleros y acólitos del expresident Camps andan muy nerviosos. No les gusta nada que Fabra esté presuntamente ejecutando órdenes directas de Rajoy que no son otras que limpiar el PP valenciano de presuntos trincones, corruptos y políticos de similar ralea. Y claro está, cuando Fabra fulmina al director general de bienestar social, el conseller que lo nombró por designación directa tiene muy complicada su continuidad como portavoz.

Como buen superviviente, Blasco que ha tenido la habilidad de ser conseller con el Psoe de Joan Lerma y luego con los sucesivos gobiernos autonómicos del PP, además de tener a su esposa colocada como directora del IVAM (Consuelo Císcar), asoma la patita por debajo de la puerta y deja entrever la navaja lanzándole a Fabra un mensaje nada subliminal y, muy, pero que muy poco sutil. Yo, si fuera Fabra lo tendría muy claro: a la calle los dos, Blasco y su esposa, que ya está bien de vivir décadas y décadas pisando moqueta y a base de intrigas y cuitas. Ahora habrá que ver qué hace Fabra, pero me da en la nariz que Blasco se ha pasado de frenada y que las informaciones que puedan irse publicando en los próximos días harán que se trague sus palabras y si no dimite, que lo dimitan. La fotografía que encabeza esta entrada y la que encabeza este párrafo, son una perfecta muestra de cómo algunos pasan del blanco y negro al color, pero nunca se ponen colorados.
La que se soltó Blasco decía así: "Si Fabra hubiera dimitido cuando fue imputado ahora no sería presidente", refiriéndose a una imputación que tuvo el presidente de la Generalitat cuando era alcalde de Castellón y de la que finalmente fue absuelto. Pinchando AQUÍ podéis acceder a la noticia completa publicada en el diario El Mundo. Semejante chulería es muy propia por otra parte de un tipejo como Blasco, de la cual ya dio muestras cuando vino a Ibi a presidir la única reunión del Consell de la Font Roja. Claro está, en pocas semanas toda la camarilla de pelotilleros y acólitos del expresident Camps andan muy nerviosos. No les gusta nada que Fabra esté presuntamente ejecutando órdenes directas de Rajoy que no son otras que limpiar el PP valenciano de presuntos trincones, corruptos y políticos de similar ralea. Y claro está, cuando Fabra fulmina al director general de bienestar social, el conseller que lo nombró por designación directa tiene muy complicada su continuidad como portavoz.

Como buen superviviente, Blasco que ha tenido la habilidad de ser conseller con el Psoe de Joan Lerma y luego con los sucesivos gobiernos autonómicos del PP, además de tener a su esposa colocada como directora del IVAM (Consuelo Císcar), asoma la patita por debajo de la puerta y deja entrever la navaja lanzándole a Fabra un mensaje nada subliminal y, muy, pero que muy poco sutil. Yo, si fuera Fabra lo tendría muy claro: a la calle los dos, Blasco y su esposa, que ya está bien de vivir décadas y décadas pisando moqueta y a base de intrigas y cuitas. Ahora habrá que ver qué hace Fabra, pero me da en la nariz que Blasco se ha pasado de frenada y que las informaciones que puedan irse publicando en los próximos días harán que se trague sus palabras y si no dimite, que lo dimitan. La fotografía que encabeza esta entrada y la que encabeza este párrafo, son una perfecta muestra de cómo algunos pasan del blanco y negro al color, pero nunca se ponen colorados.