Que no nos pase otro tren...

A punto de cumplirse el medio año de la inauguración de la estación del AVE en término municipal de Villena, y leyendo todos los ríos de tinta que está provocando la negativa del ayuntamiento de Alicante a formalizar "lanzaderas" (es el modo pedante de denominar ahora a los autobuses, parece ser) para los viajeros que llegan a la estación del AVE de la capital y llevarlos a los distintos municipios de la costa, uno tiende a pensar, qué le vamos a hacer, en lo que nos hace falta - ya está tardando - a los municipios del interior.

La estación del AVE de Villena supone, para una buena parte de las comarcas del interior de la provincia, tener una estación de Alta Velocidad a aproximadamente veinte minutos. Esto es lo que cualquier ciudadano de Madrid tarda como mínimo en llegar a la estación de Atocha, salvo los que viven en las inmediaciones. Una vez esté en funcionamiento la alta velocidad al 100% en todo el tramo de la vía Alicante Madrid, el trayecto entre esta estación de alta velocidad de Villena y el centro de Madrid se podrá hacer en aproximadamente 1 hora y 47 minutos. Lo que esto supone, a todos los niveles, para las comarcas del medio y alto Vinalopó y la Foia de Castalla (en total, más de 300.000 habitantes) donde se encuentra una gran parte de las industrias de la provincia, aún no terminamos de calibrarlo y valorarlo.

Hablando con empresarios de la zona te explican cómo la posibilidad de estar en Madrid antes de las 9 de la mañana y poder regresar en el mismo día, al igual que el hecho de que posibles compradores puedan desplazarse a nuestras industrias o que posibles visitantes puedan hacerlo para conocer nuestras poblaciones, es un hecho real. Pero, como todo en la vida, la felicidad nunca es completa. En este caso, debido a la estulticia y a la falta de previsión de unas administraciones que siguen ahí, a lo suyo. Inaugurar a costa de lo que sea. Esta estación, con un diseño reconocido y que presta un servicio como es la alta velocidad que nos pone, en comunicaciones, en primera división, tiene sin embargo un hándicap que hay que arreglar a la mayor brevedad: Los accesos a la misma.

He utilizado el AVE desde Villena a Madrid en un par de ocasiones y en otras dos he llevado a familiares para coger el tren. La primera vez que llegué tomé mis precauciones. Básicamente, salir con mucho tiempo de margen. Hay que llegar hasta la ITV de Santa Eulalia, hacer el paso elevado y cruzar toda una serie de caminos rurales, casas abandonadas y campos semidesiertos que te hacen sentirte como en una película rodada en el medio oeste americano. Ni una sóla señal, ni un sólo indicador, ni el más mínimo vestigio ni horizonte de que por ese camino se accede a una infraestructura de primerísimo nivel. Todos, absolutamente todos los ayuntamientos de las comarcas afectadas deben de ponerse manos a la obra ya para reivindicar el acceso directo y rápido a esa estación. De lo contrario, aviso a navegantes, dentro de nada a algún iluminado se le ocurrirá decir que hay que cerrarla por infrautilizada y que el que quiera AVE, que baje a Alicante, donde el atasco permanente para llegar a la estación en el centro de Alicante nos hará perder más de un viaje.

La conclusión es clara. Coger el AVE desde Villena en lugar de hacerlo desde Alicante, supone adelantar más de media hora de trayecto y además hacer menos kilómetros. Si se tiene que llegar a la propia ciudad de Villena supone algo parecido. Hacer cinco kilómetros más en un sentido, cruzar Villena y tener que deshacer luego otros 6 en sentido inverso para llegar a la estación. Desde todos los municipios afectados hay que ponerse manos a la obra o bien para que pongan un acceso directo, o bien, esta es la más austera y más rápida de las soluciones, para que el trayecto medio escondido y sin señalizar que hay ahora, se señalice, amplie y dote del modo necesario para que los viajeros primerizos que tratan de encontrar la estación perdida no sigan más perdidos que un pulpo en un garaje. De lo contrario, otro tren pasará y nos quedaremos con cara de tonto. En una comunidad y en una provincia donde los municipios industriales han sido siempre los últimos en inversiones y los paganos de los caprichos faraónicos (Ciudad de la Luz, Ciudad de las Artes, etc..) de las capitales o las villas costeras, si no espabilamos en el interior, nos volveran a hacer la cama.