Un eco lejano...(SIGUE MINTIENDO)

Una vez dimitió la ex-alcaldesa de Ibi, por muchos motivos, pero sobre todo por higiene mental, me hice el firme propósito de que no hablaría en esta bitácora de esta persona más que lo justo e imprescindible, cuando los temas de actualidad, por aparecer datos, cifras, proyectos o cuestiones que afectaran directamente a su gestión lo hiciesen estrictamente necesario. Lamentablemente, el viernes pasado, cuando puse la radio mientras conducía, volví a escuchar su tono de voz mientras era entrevistada en Radio Ibi. Cosa que no acabo de entender porque no hacía ni dos semanas que había estado.

Pero nada, como un espíritu que viene del Averno, Mayte Parra vuelve a acudir a la emisora municipal a quejarse, a hacer de plañidera, a echar la culpa a todo el mundo menos a ella misma de lo que le ha pasado, a cargar contra un inexistente cuatripartito, a meterse con Juan Valls y, lo que es más curioso, a hacer un curiosísimo análisis de las motivaciones de cada partido, de lo que va a pasar las próximas elecciones y de hasta las motivaciones de los votantes de todos y cada uno de los partidos. Nada de lo que le ha pasado es culpa de ella, todo es culpa de los demás. Ni una sola frase de autocrítica. No nos sorprende, por eso ya no es alcaldesa y estoy convencido que su carrera como diputada durará lo que dure esta legislatura.

No voy a animar a conectarse al enlace de Radio Ibi donde está publicada la entrevista, porque hay mucha buena música que escuchar antes que la sarta de mentiras, quejas y falsedades que lanzó una vez más esta señora en su entrevista. De más de cuarenta y cinco minutos de entrevista, cuarenta los dedicó a quejarse, quejarse y quejarse. A despotricar, despotricar y despotricar. Vamos a ver, se lo vuelvo a repetir una vez más: a Mayte Parra se la carga su partido, el Partido Popular. Los tres partidos de la oposición anunciamos que no habría moción de censura, y así y todo, su partido ha seguido adelante con la ejecución política de Mayte. A Mayte la dan por finiquitada desde la dirección provincial de su partido, que viene orquestando esta operación desde hace meses, tras recopilar todas las "actuaciones" de la primera edil ibense. Tras no poder acumular ya más titulares de prensa escandalosos. Tras no poder recordar cuántos concejales estaban imputados, dimitidos o cesados. Esto es una operación orquestada por el partido popular provincial en connivencia con los concejales que se han quedado gobernando y con la cooperación necesaria de Juan Valls. ¿Lo tiene claro?

El viernes antes de su dimisión, un alto cargo de su partido, con nombre y apellidos, se puso en contacto con un servidor a través de una persona de mi más estricta confianza. Me garantizaron que si no apoyábamos la moción de censura, Mayte Parra sería cesada en menos de 24 horas. Le trasladé que cambalaches ni uno, que podían hacer lo que les diese la gana, que si en ese momento Mayte Parra era un lastre para el PP, allá ellos, pero que si yo podía apoyar a moción de censura, la iba a hacer. De todos modos también les adelanté que estaba convencido que Juan no la firmaría nunca. Dos días después, pasó lo que todos pudimos ver. El PP le mostraba a Mayte Parra la puerta de salida y el CDL, anunciaba que todo estaba "arreglado". La finalización del arreglo se concretó con la entrega de más delegaciones y más protagonismo.

Como en la película "Los otros", la ex-alcaldesa de Ibi parece ser la única que no se da cuenta de que está muerta políticamente, que ha sido su partido quien la ha ejecutado y que además han incrementado la afrenta, echándose en brazos del concejal con menos votos para lo que queda de legislatura y renunciando a buscar acuerdos puntuales con la oposición. Pero que siga haciéndose la víctima, que siga echando la culpa a todo el mundo de todos sus males menos a ella misma. Su voz cada vez sonará más como un eco lejano y el endeudamiento que ha dejado en el Ayuntamiento de Ibi junto al nefasto lastre de concejales imputados sumando 14 causas por corrupción investigadas en los juzgados serán lo único que periódicamente nos obligará a sacar su nombre. Qué triste