Hoy a las 13 horas está convocado el pleno extraordinario con dos puntos en el orden del día. La toma de posesión de la nueva concejala del Partido Popular, Isabel Roelas, que sustituye a la dimitida Mayte Parra. Posteriormente, votación y nombramiento del nuevo alcalde que, es de público dominio, será Rafael Serralta, contando con total seguridad con el voto favorable de los diez concejales de su partido más el del concejal del CDL, por tanto, los once votos que, con mayoría absoluta, determinarán que la alcaldía continúe en manos de la lista más votada en las últimas elecciones.
Como del anterior tema creo que ya he hablado lo suficiente en esta bitácora, se abre por delante un periodo de poco más de diecinueve meses de lo que queda de legislatura en los que intentaremos desde nuestra situación de oposición, consensuar lógicamente todo aquello que sea positivo para Ibi. Pero fundamentalmente, y en el papel que nos atribuye la constitución, nuestra principal obligación es la de fiscalizar y controlar la acción del gobierno. E indudablemente ahí vamos a estar.
El equipo de gobierno va a ser prácticamente el mismo. Las modificaciones en la distribución de competencias, salvo las estrictamente necesarias por la entrada de una nueva concejal, son prácticamente inexistentes, siendo lo más trascendente la asunción de la delegación de servicios sociales por el concejal del CDL. A partir de ahí, como concejal de la oposición pero sobre todo, como vecino de Ibi, me preocupan otras muchas cuestiones.
El nuevo alcalde no se encuentra con problemas desconocidos para él, simplemente los va a ver desde el punto de vista de quien tiene que dirigir y coordinar la acción del gobierno y ejercer la representación institucional de una pequeña villa de 24.000 habitantes. Ambas cuestiones anteriores no son menores, ya que quien ha presidido el Ayuntamiento de Ibi hasta hace pocos días, no ha hecho ninguna de las dos. Coordinar un equipo de gobierno requiere criterio y horizontes definidos. La evolución de los diferentes equipos de gobierno durante tres legislaturas en las que había diferentes mayorías, con una sucesión de conflictos internos, externos, mediáticos y hasta judiciales, aderezado con dimisiones e imputaciones varias lo ponen de manifiesto.
Pero siendo grave lo anterior, lo más grave es que la anterior presidencia solamente ejercía de alcaldesa de "los suyos", y dentro de los suyos, de los que eran estrictamente afines, pelotas o estómagos agradecidos. La máxima del "estás conmigo o contra mí", se ha llevado en los últimos años hasta las últimas consecuencias. Si este nuevo alcalde consigue coordinar con un mínimo de criterio a su equipo de gobierno con un proyecto en el que se podrá estar de acuerdo o no, pero que sea coherente y tenga una línea de trabajo seria y rigurosa, se habrá adelantado algo. Y en segundo lugar, si de una vez por todas se cree y lleva a la práctica que el alcalde (o alcaldesa) tiene que ser la representación institucional de los que te han votado, pero también de los que han votado otras opciones y de los que no lo han hecho, podremos al menos no sentir vergüenza. En los próximos días iremos hablando de proyectos y tareas urgentes a abordar de inmediato y de cómo va a afrontarlas el nuevo alcalde. Hoy, es la investidura y a Rafael Serralta, que como es público y notorio es amigo mío, le deseo toda la suerte del mundo, más allá de las discrepancias que podamos tener. Tiene todo un reto por delante, intentar instalar un poco de normalidad en el Ayuntamiento, sólo tiene margen de mejora.
P.D. Hoy hace 2 años que mi abuela Carmen nos dejó y seguimos echándola mucho de menos. Allá donde estés, tu recuerdo siempre estará con nosotros
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