Hasta las bolas...

Cuando en pleno mes de agosto me llamaban para darme la noticia, ya no me quedaba capacidad de hastío. ¿Qué más puede pasarle a los símbolos de este pueblo? pensé. Cuatro días después del suceso, un ciudadano me llamaba para decirme que estaba delante del monumento y que lo que había sucedido era toda una metáfora de lo que le está pasando a Ibi: "Sin cabeza, sin referentes y hecho unos zorros"

Baltasar, harto de ver cómo han cerrado el museo del Juguete, se ha hecho algo así como la eutanasia. Esto daría para una película de Spielberg. Sí, esos juguetes que sus majestades de Oriente tienen en las manos y que cada año reparten. Esos juguetes que se han fábricado en Ibi durante más de cien años y que han sido nuestro emblema, santo y seña y que motivaron que a principios de los setenta, con una industria juguetera en Pleno apogeo y que había traído tanto trabajo y prosperidad a Ibi, un grupo de personas decidieran encargar un monumento en honor a tan ilustres personajes. Baltasar habría visto remodelar la plaza, su plaza y el dinero que se gastaron. Habría visto cómo le colocaban detrás unas bolas enormes de dudosísimo gusto y restando protagonismo al emblemático monumento. Habría visto colocar piso acolchado para columpios pero sin columpios. Tambíen contenedores soterrados. Habría visto un enorme cartel anunciando que las obras las pagaba un tal "plan Confianza". Pero lo que no vio, ni vieron tampoco Melchor y Baltasar, fue un poco de sentido común y de previsión para mejorar, restaurar, preservar y prevenir el principal emblema, el monumento a los Reyes magos único en España y en el mundo y símbolo de Ibi. Ante tan millonaria inversión, con sobrecostes incluídos, Baltasar debió de pensar, "¿y al monumento, cuándo nos toca un poquito?"

Es en resumen, como diría el anónimo ciudadano, la gestión de la alcaldesa más nefasta de la historia. Rodeamos todo de parafernalia, nos gastamos dinero en oropel y chorradas de variado y dudoso gusto, en "cosas que se vean", que aparenten, pero lo esencial, ni lo tocamos, que en eso "la gente no se fija" y no da votos. Algo parecido con el museo del Juguete. Pocos meses antes de elecciones, el pueblo patas arriba. Más de un millón de euros para "embellecer espacios públicos" poniendo césped artificial en todo el desvío, maceteros de trencadís (tan horteras como las bolas de la plaza de los reyes magos) y chorradas varias. Pero eso sí, de previsión para terminar el museo del Juguete y sobre todo, para mantenerlo abierto, CERO PATATERO. Y así podríamos seguir con lo que es el modo y manera de actuar.

Y mientras tanto, le han ido dimitiendo concejales a tutiplen, el Juzgado anda investigando a los dos únicos ediles de España a los que se les atribuye la presunta existencia y titularidad millonaria de cuentas en Suiza y nuestra querida y sufrida villa sigue cargándose de oprobio y vergüenza, mientras la que maldirige los destinos de Ibi se carga todos sus símbolos. No me extraña que caiga la estrella, la cabeza de Baltasar y todo lo demás. Pero la cara de vergüenza sigue sin caérsele a quien tocaría. Y eso sí, como siempre para tapar las vergüenzas, mentiras y excusas de mal pagador a partes iguales. Y si no, verán lo que tarda en arreglarse el desaguisado. Esto sólo pasa en Ibi. Pero no nos lo merecemos