Lumbalgia y cobardía

Según publicaba el diario El Mundo en su edición de ayer, la Guardia Civil ha estado buscando a un edil, y sin pretenderlo les ha salido un pareado de lo más florido. El edil que buscaban era Miguel Ángel Agüera, el cual está imputado por malversación de fondos públicos, además de estar también pendiente de juicio e imputado por un delito de injurias con publicidad. Con este curriculum, el partido popular de Ibi, ha decidido mantenerlo de presidente, de portavoz y además incluirlo en las listas de esta formación como número 6.

El otro día, alguna iluminada se permitía afirmar que un servidor se metió en política para echar a Vicente García y que ahora quiero echar a la alcaldesa. Me metí en política harto de algunas actitudes que se mantenían especialmente por algunos concejales que entonces ostentaban responsabilidades de gobierno. Actitudes que a día de hoy, no solamente se han agravado, sino que han dejado como juegos de niños algunas de las que entonces se practicaban y que motivan para echar de la política a personajes como el Migue, a cualquiera con principios democráticos y un mínimo de dignidad. Concretamente este sujeto, ha hecho méritos como hemos dicho, para volver a formar parte de la lista del pp. Los méritos son algo así como "yo voy en la lista y a callar". Los que eso han consentido y los que han decidido acompañarle, no van a tardar en arrepentirse de formar parte de semejante maquinaria de fabricar porquería, que es a lo que este señor se está dedicando en la trastienda, acompañado de otra parejita y formando el auténtico tripartito del gobierno.

A Miguel Ángel Agüera, que se hace mucho el chulo diciendo que no tiene nada que esconder, le entró ese síndrome conocido como CAGUEROLES en valenciá, o caguetas en castellano, cuando se imaginó prestando declaración delante de un juez y teniendo que contestar a las preguntas de la acusación particular que ejerce mi compañero José Vicente Verdú. Así, a pelo, sin micrófonos que poder cortar, ni cámaras que manipular, ni webs digitales donde sembrar titulares falsos e injuriosos. Al Migue le dio una punzada que le recorrió desde el coxis hasta el occipital, y le atacó -fíjate tú- el lumbago. Presentó un papelito en el Juzgado alegando lumbalgia para no poder asistir a la declaración como imputado el pasado día 18 de abril, y debió de pensar, "si cuela, cuela". Lo raro es que, tres días después, imaginamos que conmovido por un fervor inquebrantable, debió de pasársele de golpe al escuchar los sones de las cornetas y tambores, y poder acompañar las más de dos horas que duró la procesión del jueves Santo con el resto de miembros de la corporación. Dos horas y media con plantones incluídos, con el relente de la noche atacándole en la riñonera, pero ahí sí, resistió estóico. Imaginamos que porque en la procesión del Jueves Santo, no se toma declaración a nadie.

Mira tú que a su señoría le debe de haber escamado esta última cuestión, así como el hecho de haber podido ver al Migue, como le hemos visto todos, subiendo y bajando las escaleras del Ayuntamiento, subiéndose y bajándose en su coche, conduciendo y el pasado martes, presidiendo el pleno. En definitiva, haciendo vida normal. Pues va a ser que no está tan malo, pues ala, que venga a declarar y vamos abreviando. Porque señor Agüera, la estrategia de tomar el pelo a la justicia, de alargar los procedimientos, de buscar triquiñuelas procesales y excusas de todo tipo, la practican o los culpables o los cobardes. No sé en cuál de los dos grupos terminará encajando, pero tiempo al tiempo.