La vara...(de medir)

Ayer 28 de febrero, diferentes medios de comunicación se hacían eco de la polémica surgida en Alemania por la permanencia en el cargo del ministro de Sanidad alemán Karl Theodor zu Guttenberg. Si pincháis AQUÍ podéis acceder al enlace de la noticia en el diario El Mundo.


El origen del problema estaría en que se ha desvelado que el doctorado honoris causa que recibió en su día el ministro, sería todo un fraude pues su tesis doctoral habría bebido en fuentes ajenas de un modo excesivo. De este modo, dice la noticia que La Universidad de Bayreuth retiró la semana pasada el título de doctor "honoris causa" a Guttenberg tras comprobarse que una gran parte de su tesis doctoral contiene amplios textos de otros autores que no son citados en el trabajo. En este sentido, 20.000 aspirantes a doctores de todas las universidades de Alemania, uno de los sistemas educativos más exigentes y prestigiosos del mundo, no entienden ni comparten que alguien que ostenta el cargo de ministro y que por tanto debe por lo menos intentar ser ejemplar en sus conductas, pues así se presentan ante los ciudadanos, haya copiado de más a la hora de hacer una tesis doctoral.

Al ministro alemán no le acusan de haber metido la mano en la caja, ni de haber favorecido al laboratorio o la empresa de algún amiguete o conocido. Ni siquiera de haber recibido una docena de trajes de alguna empresa farmacéutica o grupo corporativo de sanidad privada. Esa es la vara de medir de otros países de Europa, que nos llevan décadas de ventaja en cultura democrática, y vamos, en cultura en general a todos los niveles y, por tanto, de exigencia para con sus políticos. Hace un par de veranos una ministra alemana no repitió en las listas electorales de su formación por haber utilizado el vehículo y chófer oficial para venir a España de vacaciones. Por estos lares, no hace falta ser ministro para que un cargo público presuma de que puede hacer uso y abuso del coche oficial cuando le venga en gana. Nuestra alcaldesa ya nos aleccionó de eso tan rancio como "usted no sabe con quién está hablando" para justificar su paseíto.

En un programa de televisión, era preguntado Arturo Pérez Reverte, escritor, periodista y académico de la lengua, sobre si España tenía arreglo. Excéptico, manifestaba el veterano escritor y periodista, que si tenía arreglo él no lo vería, ya que somos un país no solamente inculto, sino que además se vanagloria de su incultura y que eso nos aleja profundamente de la mayoría de paises de Europa donde la educación y la cultura -con mayúsculas y en todo su contenido- son cuestiones primordiales. Y a mayor cultura, mayor educación y más formación, ya se sabe, mayor exigencia, también con los políticos. Así mientras no suba el nivel, no nos extrañemos de muchas cosas que suceden en España.