Algo se mueve...

En lo que va de legislatura, varias son las manifestaciones grandes, medianas y pequeñas que ha tenido que padecer el actual gobierno, por parte de diversos colectivos ciudadanos reivindicando cuestiones diferentes.

Una de las más sonadas, tuvo lugar a las puertas del Palacio de Justicia (que aún nos deben íntegro y del que seguimos pagando el agua y la luz), el día que el Molt honorable president de la Generalitat, Paco Camps, vino a inaugurarlo hace ya un par de años. Las familias con dependientes y miembros de la plataforma en defensa de la Llei de Dependencia se manifestaron a las puertas del palacio de justicia en un frío día de enero con todo respeto, y con mayor dignidad aún. Ese día, le afearon la conducta al presidente de la Generalitat y a la señora alcaldesa, miembro de la ejecutiva ddl PPCV, por los reiterados incumplimientos y retrasos injustificados en la aplicación de una Ley que debe de llegar y coadyuvar a las necesidades de las familias valencianas. Es un derecho que les pertenece y nuestro gobierno lleva años pasándoselo por el forro.

Otro colectivo, los propietarios del Alamí, se han manifestado al menos en dos ocasiones a las puertas del Ayuntamiento para pedir la devolución de los avales depositados y para exigir que se cumplan todos los condicionantes que la empresa constructora asumió. Mientras tanto, no solamente se les han pisoteado sus derechos y se han visto obligados a desembolsar unas millonarias cargas de urbanización por unos solares que nadie pedía, y donde a nadie interesa construir, sino que se han incumplido todas las calidades de obra y rebasado en más de dos años los plazos, sin que nadie dimita ni pase nada. Y lo peor, veremos eso como acaba.


Ahora, la más reciente, la de los padres y madres de alumnos del colegio Derramador, de la que nos hacíamos eco esta semana y la pasada, como consecuencia del retraso-tomadura de pelo- inacción en el arreglo de las inundaciones sistemáticas del patio del colegio y la falta de pista deportiva. En esta última manifestación, varios concejales del partido popular se unieron a las reivindicaciones de los padres. Imagino que el paso siguiente de estos concejales y de la alcaldesa será preparar pancartas y acudir a la próxima sesión de las Cortes Valencianas a reivindicar a Camps y a su conseller Font de Mora, el arreglo inmediato de estas instalaciones educativas y si no les hacen caso, dimitir de inmediato y pedir la baja en el partido. Estas manifestaciones, junto con otras actuaciones reivindicativas, como ha sido la recogida de firmas que se está llevando a cabo en la ciudad deportiva para el mantenimiento y reforma de las instalaciones del Estadio Climent y la piscina, son sintomáticas de que este gobierno no está solucionando y atendiendo con presteza, reivindicaciones de diversos colectivos que, en muchos casos, no son ni mucho menos desmesuradas ni difíciles de solucionar. Por no hablar del desalojo de la Pilen de todas las asociaciones que hace tres años invirtieron esfuerzo, tiempo y dinero en adecuar sus sedes, para ahora tirarlo todo abajo y tener que volver a efectuar un nuevo traslado cuando se termine.

La pasada legislatura, no se vieron apenas situaciones de este tipo. El gobierno entonces no tenía mayoría absoluta y tenía que ponerse las pilas rápidamente cuando había un problema, o al menos escuchar antes de actuar. Ahora, sobradísimos de mayoría absoluta, se pone en evidencia que una vez aposentados en el poder, y con las presuntas influencias políticas puestas con el trasero al aire, lo que interesa es acabar de pegar algún que otro pelotazo urbanístico (Santa Lucía, Daroca) por si acaso dentro de seis meses ya no tienen poder absoluto. Pero al final, las manifestaciones y reivindicaciones de la gente y de los diferentes colectivos no son ruido, son demandas justas. No escucharlas y hacer oidos sordos pasa factura.