Cruz Roja y la concejalía de Medio Ambiente acuerdan emprender acciones
conjuntas para la conservación del entorno
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La concejala de Medio Ambiente, Blanca Navarro, y Cruz Roja han acordado
colaborar en diferentes acciones destinadas a conservar el entorno natural
del m...
lunes, 1 de septiembre de 2014
El puñetazo en la cara...
Este verano ha dado para mucho y ha sido complicado. Tanto en lo personal, como en lo referente a la actualidad política tanto del país como de nuestra villa, por no hablar de las diferentes guerras que hay en marcha por el mundo y que se han agravado y en las barbaridades de todo tipo que uno contempla con la estupefacción de la mayoría. El exceso y la inmediatez de la información en ocasiones nos hace pensar que el mundo es un lodazal que se va al garete. Sin embargo, el repaso de la historia no nos debe de hacer perder la perspectiva de que, aún ante tanta barbaridad, vivimos presuntamente una de las épocas en las que la civilización es la tónica dominante en bastantes partes del mundo, y en otras lo intenta.
Así y todo, aunque el cuerpo me pide hablar del intento de golpe de Estado, perdón, reforma electoral, que el partido que nos gobierna en España, pretende imponer al resto para poder seguir gobernando aún más bastándole con que un tercio de la sociedad, voto arriba voto abajo, simpatice con sus siglas, creo que sería hata indigno dedicarles mi primera entrada de la temporada a esta gentuza, viendo la que le está cayendo a una parte de la humanidad.
Ayer ví por las redes sociales la fotografía que encabeza la portada de esta entrada, tomada por un helicóptero de la marina italiana. Una patera de inmigrantes literalmente atestada, donde no cabe ni uno más, intenta llegar a las costas de la presuntamente civilizada Europa, alcanzar su particular Ítaca y escapara de la miseria, o tratar de encontrar un modo de buscarse la vida para enviar unos euros que alimenten a sus familias en sus paises de origen. Podemos imaginar el entumecimiento, las náuseas, los dolores por todo el cuerpo, el frío que en alta mar te cala hasta los huesos. Podemos imaginar el terror. Podemos imaginar qué sentirán los niños que se entremezclan entre tanto cuerpo que hasta mataría por sobrevivir. Cualquiera que haya tenido un día de mar ligeramente complicado haciendo la travesía en un barco normal, puede también imaginar lo que supone tener una mar complicada en un bote de semejantes condiciones.
A muchos de estos seres humanos los hemos visto estos días de verano, perdidos entre los diferentes paseos marítimos que pueblan las costas españolas, vendiendo objetos de todo tipo. Suelen llegar los más fuertes. Tipos altos, simpáticos que aprenden hasta algunas palabras en valenciano. Los veremos entrar en las próximas fiestas en los zocos a intentar vendernos la última gafa de colores o la penúltima bisutería de moda. En este mundo acomodado, egoísta y presuntamente civilizado, no conviene olvidar que ni todos tenemos las mismas oportunidades, ni las cosas son tan sencillas ni tan simples como algunos pretenden. Comienza el curso
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