Última entrevista en Radio Ibi correspondiente al 10 de ABRIL del año 2015

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jueves, 5 de diciembre de 2013

Menudo panorama


La crisis económica que estamos viviendo, seis años seguidos ya, la más complicada que mi generación ha conocido y la más grave en los últimos cuarenta años, lo tapa todo. Y quizás los árboles, en este caso el gran árbol de la crisis, no debería impedirnos ver el bosque de cosas graves reveladoras de que el sistema que nos gobierna está podrido y que hay que cambiarlo. Pero de arriba a abajo.

Ayer conocíamos el escándalo mayúsculo de que un jefe de inspección de hacienda haya dimitido de su cargo como consecuencia del presunto "chalaneo" para reducir una fortísima multa a una multinacional cementera. En los últimos dos años, han sido unos doscientos funcionarios de la inspección de distinto rango los que han sido cesados, removidos o dimitidos en sus puestos como consecuencia de estas "discrepancias". A lo anterior, podemos unirle los movimientos oscilantes (lo llamaré así), en relación con las imputaciones del yerno del Rey, las desimputaciones de la hija del Rey, las desinvestigaciones sobre el patrimonio y las rentas de esta última, y aquí no pasa nada.

Por otro lado, asistimos atónitos a la pléyade de cargos políticos en diversos gobiernos autonómicos, provinciales y locales que están siendo imputados por diversas circunstancias, todas ellas motivadas por presunta corrupción y en algunos casos, ya condenados. En la parte de la confederación empresarial, nada menos que el que fue su presidente hasta hace cuatro días, está en la cárcel, se revela que no pagaba los impuestos que le correspondían, y cometía fraudes y tropelías de todo pelaje en las empresas que dirigía. Y por la parte de la representación sindical, estamos también asistiendo a todo el entramado de facturas falsas y el montaje que tenían armado, para defraudar pasta a tutiplén, camuflarla en congresos con gambas, flamenco y cachondeo y aquí tampoco pasa nada.

Por su parte, el partido que nos gobierna y al que el pueblo mayoritariamente le otorgó mayoría absoluta hace sólo 2 años para dar un vuelco a una situación de crisis, deuda y desempleo galopantes, es portada de diarios día sí y día también por varias cuestiones, a cuál más grave. Por un lado, ha incumplido de cabo a rabo su programa electoral, los españoles y, especialmente la clase media, soportan gracias a este gobierno los tipos impositivos más altos de su historia, o lo que es lo mismo, hoy que todos ganamos menos y que en la mayoría de las familias directamente hay uno o varios miembros sin trabajo y por tanto con menos ingresos, pagamos más impuestos que nunca. Por otra parte, el partido que nos gobierna tiene sus cuentas investigadas por presunta contabilidad "B", el tesorero que dirigía, administraba y cobraba un sueldo de director de multinacional por gestionar todo lo anterior está en la cárcel y a punto de cantar el resto de la traviata. Hay una ministra de Sanidad que ni dimite ni la dimiten, a pesar de que semana sí y semana también aparecen escándalos de todo tipo, desde que le pagaban las fiestas de la comunión de sus hijos, hasta vehículos de alta gama que le regalaban a su exmarido cuando aún lo era, y de los que no sospechaba nada.

¿Queréis que siga? Mientras todo lo anterior sucede, las encuestas anuncian cambios, pero los dos partidos mayoritarios, los que han gobernado España y la mayoría de las autonomías en los últimos treinta años, los que se han repartido el poder (hace dos días volvieron a hacerlo con el órgano de gobierno de los jueces y lo hacen con los magistrados del Supremo y del Constitucional), siguen ostentando en las encuestas entre los dos más de un sesenta por cien de la intención del voto de mis compatriotas que piensan hacerlo. Así las cosas, está muy bien manifestarse, indignarse y ciscarse en todos los políticos en las barras del bar, pero, la revolución más grande, la más importante, está por hacer y tiene nombre. Cambiar el voto para que las cosas cambien, o al menos intentarlo. De lo contrario, quejarse no sirve de nada

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