¿Y ahora qué?

Eso es lo que mucha gente se pregunta, nos pregunta, en relación a lo que va a suceder en los próximos días con el gobierno de nuestro Ayuntamiento. El pasado sábado, siguiendo lo previsto, la lista más votada apoyaba a su candidada, Mayte Parra y, consecuentemente, al hacer el resto de partidos lo propio (salvo EU), volvía a erigirse como alcaldesa por tercera legislatura consecutiva.

Digo que EU no votó a su candidato ya que optó por una reivindicativa fórmula que fue escribir en su papeleta las palabras: Transparencia, Austeridad, Respeto y Participación, que si me lo permiten, yo agruparé con las siglas "TRAP", y que comparto al cien por cien. Estos han sido los cuatro pilares en que los cuatro grupos de la oposición hemos querido asentar las bases del trabajo en oposición y de las exigencias para el nuevo gobierno en minoría.

Por otra parte, se reprodujeron guiones comunes de otros plenos de investidura. Enhorabuenas y parabienes, especialmente para los concejales que por primera vez juraban o prometían el cargo. Deseo de compañerismo y de búsqueda de entendimiento entre aquellos que, aunque siendo de grupos políticos diferentes, mantenemos vínculos de amistad y respeto. El anhelo de la suerte, esa esquiva fortuna que va a hacer falta también, como en otros aspectos de la vida. Y hasta ahí, más o menos lo que se ha repetido en las últimas legislaturas. Pero todo lo demás era diferente. Diferente porque los concejales del PP saben que se van a encontrar con las cajas vacías que les ha dejado una campaña electoral en la que, una vez más, se ha tirado de recursos públicos para evitar que la pérdida de concejales haya sido mayor de lo que ha sido. Preocupación por lo que puedan haber dejado atrás concejales poco o nada escrupulosos con el manejo del dinero público. Nerviosismo por la deriva que pueda tomar, sobre todo, una alcaldesa que no mostró (tampoco esperábamos lo contrario) ni un sólo atisbo de autocrítica o de asunción de disculpas por los errores -graves- de la pasada legislatura.

Por otra parte, los concejales de la oposición, la mayoría con experiencia de al menos una legislatura sufriendo insultos, descalificaciones, ataques personales y la apisonadora de una mayoría absoluta nefasta para el pueblo de Ibi, estamos preparados para no dejar pasar ni un milímetro al gobierno, de esa línea que marcan los cuatro principios del TRAP. Aclaremos algunas dudas, que algunos ciudadanos me preguntan: Durante los seis primeros meses no puede haber moción de censura. Punto primero. Punto segundo: Los concejales sólo podemos votar UNA ÚNICA MOCIÓN DE CENSURA por legislatura. De ahí la importancia que los partidos le dan al pleno de investidura, ya que el alcalde o alcaldesa electo cuenta con la oportunidad de, si hace las cosas medianamente bien, evitar ese envite que la ley permite.

La alcaldesa se despachó con una de sus frases tan legendarias como, a mi entender, falsas. "La ciudadanía no habría entendido que no hubiese salido elegido un alcalde de la lista más votada". Miren ustedes, de los más de 7.500 votos que dieron su apoyo a los cuatro partidos con representación, y los más de 800 que lo han hecho a otras opciones (voto en blanco incluído), la gran mayoría habrían hecho la ola si el pasado sábado hubiésemos llegado a un acuerdo para desbancar a esta alcaldesa del poder. Otra cosa es que eso hubiese sido inteligente. El PP de la pasada legislatura nos ha dejado una herencia en deuda, pufos, facturas por los cajones, sobrecostes y desmadre en general, que tiene que torear el propio PP. A los cuatro grupos de la oposición nos corresponde dilucidar todo ese desmadre, explicarlo a la ciudadanía con pelos y señales, fiscalizar para que no vuelva a producirse y reconducir esta situación. Y si el PP no hace nada de todo lo anterior, la ley y las urnas permiten que haya un cambio de gobierno. En sus manos está