LA SEGUNDA OPORTUNIDAD

Esta es la cabecera del programa que triunfaba allá a finales de los 70, dirigido por Paco Costas y destinado a concienciar sobre la necesidad de mejorar la seguridad al volante. Recuerdo que siendo yo un niño, me impactaba lo del vehículo que chocaba contra un enorme pedrusco puesto en medio de la carretera y luego lo de "la segunda oportunidad", como la posibilidad de rectificar simplemente mejorando nuestros niveles de prudencia. El vehículo que había tropezado no tenía esa posibilidad. Los que estábamos viendo el programa sí podíamos hacerlo.

Había dejado preparada esta entrada para reflexionar sobre el último cambio del límite máximo de velocidad en autovías y autopistas. De lo cual hablaré otro día. Hoy sin embargo, y tras todo el revuelo provocado tras la propuesta (aceptada por todos) de no acudir a la procesión del corpus Cristi, quiero hacer público que tras escuchar a muchísimas personas que en la mayoría de los casos nos han planteado educadamente que debíamos de reflexionar al respecto, la mayoría de los portavoces hemos decicido acompañar a las parroquias de Ibi en este tradicional acto. Sigo pensando que una manifestación pública de fe, como es una procesión, debe de ser algo libre y voluntario. Y así seguirá siendo.

Pero para el colectivo de los católicos y las parroquias de la localidad, hay además un componente de tradición y de respeto por el que nos piden a sus autoridades que les acompañemos en ese acto, sin que necesariamente se deba de compartir la vivencia de la fe. Esto que precipitadamente decidimos y que quizás debíamos de haber valorado y discutido con menos premura, es simplemente lo que nos piden. Y entiendo, más allá de que nos hayamos equivocado o no, que escuchar a las personas de toda convicción es una condición intrínseca que debemos de tener los representantes políticos.

De la misma manera que no practicar deporte no es una excusa para no asistir a un acto deportivo por parte de un concejal, tener fe no es una exigencia ineludible para participar en una procesión. Y no participar en ella tampoco debe de ser reprochable a los miembros de ningún partido político, intentando consensuar cuál debe de ser la participación institucional en este tipo de actos, sin imposiciones, sin críticas irreflexivas. Así, hoy definitivamente los concejales que libremente deseen hacerlo, participaremos acompañando a la comunidad parroquial de Ibi. Mi respeto para este colectivo, para los que decidan libremente no participar, y desde luego, por la parte que nos corresponde, nuestra predisposición a consencuar cuál y cómo debe de ser la participación en el futuro. Tengamos la fiesta en paz