Quinientos días....

Intervención Mayte Parra en les Corts Valencianes

Desde que a finales de mayo de 2011 tuviesen lugar las elecciones municipales y autonómicas han transcurrido ya más de diecisiete meses, más del doble de lo que suele durar un curso de postgrado o un curso de erasmus para cualquier estudiante en su último año de carrera. Puede considerarse mucho o poco tiempo, según se mire. En el caso de Ibi, a mi modo de ver, se ha perdido y tirado por la borda más de un tercio de la legislatura.

En Mayo de 2011 el Partido Popular perdía la mayoría absoluta y tres concejales que por solo nueve votos no fueron cuatro. Tras una legislatura como la de 2007-2011 que se constituyó en el ejemplo de lo que no debe de ser un ayuntamiento, con imputaciones, dimisiones, ceses, escándalos, investigaciones judiciales que propiciaron varios procedimientos abiertos en el juzgado y que tuvo su continuidad con el inicio de la legislatura presente, esos más de quinientos días de legislatura todavía son aún más tiempo perdido. Perdido porque hasta que a finales de mayo del pasado año se concretó la imputación de Miguel Ángel Agüera este ayuntamiento no iba para adelante ni para atrás, más bien seguía yéndose al hoyo.

Perdido, porque los grandes problemas que tenía este ayuntamiento entonces, siguen estando ahí, pero ahora agravados por la falta de financiación, las deudas del gobierno de la Generalitat estrangulando las arcas municipales y algunos políticos pendientes únicamente de salvar su poltrona y una minoría de funcionarios con el canguelo de que el secreto de sumario no les haga perder su puesto y su honra, sin contar con el paraguas con el que se está viendo cuentan los políticos de los grandes partidos, donde no va a la cárcel ni el tato y cuando les condenan, lo arreglan a base de pasta y algún carguete bien remunerado. ¿hace falta enumerar ejemplos?

Es el lógico colofón de seguir gobernando por una alcaldesa que tiene las manos atadas pero que, eso sí, es consecuente con lo que ha sido su manera de actuar estos casi diez años que lleva en el poder. Por una parte, sabe que los juzgados van muy lentos y que tienen una extraña lentitud a investigar todo lo que huela a políticos y sus presuntas corruptelas. Así y todo, es peligroso ese filo de la navaja cuando ya has quemado a todos y cada uno de tus peones. Tres concejales imputados por el camino y otra media docena de represaliados esperando el desenlace. Si pronto se destapa la caja judicial de Pandora no hay vuelta atrás, máxime con un partido en Valencia y en Madrid esperando que alguien certifique el acta de defunción política de Parra. Por otra parte, con las manos aún más atadas para reclamar y exigir día sí y día también a Valencia que pague todo lo que a Ibi se debe. Pero ¿qué narices va a poder exigir quien ha convertido su carrera política en una mancha permanente para la franquicia conservadora por estos lares y quien restó votos al Pp en Ibi? ¿Si no pagamos a los ayuntamientos donde todo ha ido con normalidad y donde no ha habido imputaciones ni investigaciones judiciales, cómo nos vamos a preocupar de Ibi, el pueblo del lío permanente? Mientras tanto, los trabajadores del taller ocupacional San Pascual, a punto de encerrarse en el centro y la alcaldesa, con sus legendarias intervenciones en les Corts metiéndose con Cataluña, el catalán y "defendiendo" el valenciano y el actuar sin complejos. Me ahorro los comentarios sobre el estilo y las patadas a la llengua