Cruz Roja y la concejalía de Medio Ambiente acuerdan emprender acciones
conjuntas para la conservación del entorno
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La concejala de Medio Ambiente, Blanca Navarro, y Cruz Roja han acordado
colaborar en diferentes acciones destinadas a conservar el entorno natural
del m...
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Sucede cada noche...
Me cuentan vecinos de la Avenida Juan Carlos I, que delante de un supermercado ubicado en los bajos del edificio donde viven, cada día sucede la misma historia. Llega la noche. El supermercado deja en los contenedores situados en la puerta la comida sobrante. Un grupo de personas llega, vuelca el contenedor, hace una selección de lo que está en buen estado para ser consumido, se lo reparten, luego vuelven a recoger el resto de lo que han volcado cuidadosamente y lo meten otra vez en el contenedor. Lo dejan todo recogido y se marchan.
Así cada noche desde hace varios meses. Al parecer hubo una temporada en que los contenedores se cerraban con candados, pero la desesperación de estas personas provocaba que los rompieran y causaran algún desperfecto. Se llegó a un acuerdo con el supermercado y ya no hay candados ni cierres de seguridad. Esto sucede cada día en mi pueblo. Una pequeña ciudad industrial del interior de la provincia de Alicante. Donde el drama del desempleo está golpeando a muchas familias. Donde cada día trabajadores y empresarios hacen números para seguir adelante, hacer frente a las deudas y poder seguir viviendo. Imagino que esta situación afecta con mucha más dureza y gravedad a inmigrantes que carecen del soporte social básico (apoyo de familiares) con que sí contamos generalmente el resto. Donde muchos nos quejamos porque las cosas no van como iban hace varios años. Pero donde a pesar de todo, hay una red de servicios sociales y asistenciales que intentan llegar (aunque no siempre lo consiguen) a cubrir las necesidades básicas. Mi madre me decía de pequeño, cuando protestaba porque no me compraban esto o aquello, que mirara la gente que teníamos detrás, que tenían menos posibilidades y que no me quejase. Que éramos (y somos) afortunados por tener un trabajo, una vivienda digna, un sustento para vivir y para permitirnos de cuando en cuando algún capricho.
Hoy, la anterior escena choca con el soniquete de la lotería de Navidad que nos acompañará toda la mañana y en el que la mayoría han puesto un gramo de esperanza en que la diosa fortuna les deje caer un pellizco, no puedo dejar de pensar en esas personas que cada noche acuden a los contenedores, aquí, en mi pueblo, para buscar comida. Escena que sin duda se repite por miles en pueblos y ciudades de España donde gente menos afortunada se busca la vida. Y busco el sentido de la Navidad. El verdadero sentido. Y me miro y miro a mi alrededor. Y pienso cuán afortunado soy y cuánto me queda por hacer por los demás. Y espero que podamos mejorar este mundo y que cada noche sean menos personas las que tengan que buscarse la vida de ese modo porque el mundo sea algo menos injusto. Y espero que hagamos que la Navidad tenga sentido ahora y todo el año. Sucede cada noche...
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6 comentarios:
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Es una pena...una verdadera pena ver la irreponsabilidad de gasto que se tiene en las administraciones publicas, y el grado de pobreza al que esta llegando la sociedad española.
ResponderEliminarCuantas obras sociales se podrian hacer, con 2000 millones de las antiguas pesetas ( Asi se entiende mejor), del cinema Rio, incluidas las presuntas "mojadas". En ibi hay dos cines mas en la casa de la cultura y los Salesianos, en este ultimo se podia haber concertado un arreglo, una cesión publica.
Una verguenza para sociedad civil ver estas fotos en la España del siglo XXI.
Qué lástima que nuestros hijos vean esto en una sociedad "rica y moderna" dónde se supone que vivimos.
ResponderEliminarEl primer ejemplo de austeridad lo debían de dar nuestros gobernantes y en cambio, se dedican a hacer todo lo contrario.
Pongamos todos nuestro grano de arena para evitar éstas situaciones extremas.
Historia dura donde las haya. Desconocía los hechos y se me pone la piel de punta imaginando a mis hijas, o a mis hermanos, a mis padres haciendo algo parecido. Ahora bien, tu historia también tiene otra lectura o mensaje oculto: nuestra sociedad desperdicia muchas cosas que son útiles. Es decir, que haya personas que puedan sobrevivir de lo que se arroja a los contenedores de basura significa, en el fondo, que derrochamos demasiado.
ResponderEliminarderrochar???..derrochar es lo que se ha hecho en este ayuntamiento durante mucho tiempo. no hay derecho a lo del alamí, a lo del cine rio...y otras muchas obras faraonicas...cuando hay gente obligada a buscar entre desperdicios para vivir.....por mucho que nos diga nuestra queria alcaldesa que eso "lo ha traido ella"...de no se donde o no se cual sitio. si todos se apretaran el cinturon...otro gallo cantaria!
ResponderEliminarHace años que esto ocurre y en tiempos de bonanza, los que ivan a los contenedores hace cinco o seis años eran clanes de otro pais en el que el patriarca ordenaba a los que tenian que acceder a los contenedores, esperaban a que los super los sacaran y aprobechaban los articulos caducados o sin venta, no en mal estado. No se si en la actualidad es cuestión de necesidad, lo desconozco, pero hace un tiempo no era asi, era gente que incluso tenía trabajo, cuestión de cultura? puede ser.
ResponderEliminarsaludos
Esta claro que esto está mal repartido, pero que podemos hacer si los que tan bien se explican luego viven a todo tren, la gente pasando necesidades y rotondas millonarias..............
ResponderEliminarEsta claro que derrochamos demasiado, con lo que se han gastado en la rotonda de "La Toscana" podían haber empleado a un par de padres de familia para limpiar y arreglar el parque "Derramador" que es de pena como está!!!!!!!!!!!
Un amigo.