El mundo al revés...

Ayer se hacía eco toda la prensa provincial de una noticia que, vía comunicado oficial, era enviada por el equipo de gobierno del Ayuntamiento de Ibi. El titular del diario INFORMACION no obstante, era el siguiente "Ibi reclama la colaboración ciudadana para combatir el vandalismo urbano". Varias cosas a comentar. La primera es que, que yo sepa, Ibi no pide nada. Lo pedirá en cualquier caso la alcaldesa, la concejala de servicios públicos o el equipo de gobierno. Curiosamente, este comunicado que el Ayuntamiento envía en una de sus conocidas "operación maquillaje", se produce después de que un niño padeciera una grave lesión tras romperse un columpio mientras jugaba en un parque de la localidad. Pinchando AQUÍ podéis acceder a la noticia completa. Si Ibi, y por tanto sus ciudadanos piden algo, es menos desidia y más cuidado y mantenimiento del pueblo que está hecho unos zorros.

Hasta que los familiares del menor no denuncian el tema, no habíamos tenido ninguna noticia de ese robo de tornillos masivo. Imagino que serán bandas "organizadas" que llegan en avalanchas nocturnas a desmontar los columpios ibenses y llevarse tan preciado botín. Ironías al margen, es que la maestría de esta alcaldesa para darle la vuelta a las noticias, camuflar lo que son cuestiones achacable a su responsabilidad y, por lo que se ve, de los concejales que legislatura tras legislatura deciden incautamente acompañarla, sigue siendo fantástica. Es decir, un niño tiene la desgracia de lesionarse jugando en un columpio cuyo mantenimiento y cuidado compete al ayuntamiento de Ibi y, automáticamente, se monta una historia para que la técnica del "pío, pío, que yo no he sido", más vieja que María Sarmiento, disperse el cabreo del personal.

Una cosa es que un columpio, de los cientos que pueblan los parques ibenses, pueda romperse, averiarse o que un desaprensivo pueda dañarlo. El vandalismo de una minoría hace un daño importante. Y no digo yo que en este caso, ese vandalismo o un hipotético robo, haya podido ser el causante último de esta desgracia. Pero en los últimos años, cada vez que ha llegado un periodo electoral, esta alcaldesa ha pedido préstamos y se ha gastado lo que tenía y lo que no tenía, en sembrar varias zonas de columpios nuevas sin analizar, ni presupuestar, ni valorar mínimamente, qué supone en coste y personal el mantenimiento en un estado aceptable de ese mobiliario urbano, esas zonas verdes y esos espacios. Porque aquí presuntamente lo atribuirán a un robo, pero hay decenas de rincones de Ibi que llevan meses en un estado deplorable y que, hasta que no pasa algo o lo denuncia el vecino o el concejal de turno, nadie hace nada.

Esta misma técnica de jugar al despiste y a darle la vuelta a las cosas, es la empleada con el monumento a los Reyes Magos. La pura desidia fue la causa de que terminara descabezándose Baltasar y dañándose el monumento. La solución la vimos todos. Más de seis meses sin hacerse nada, luego se sustituye por un metacrilato que costó un buen dinero y que desvirtúa la plaza por completo. Por otra parte, nos gastamos otro buen dinero en restaurar el que había, pero eso sí, se vuelve a advertir que no se va a poner en la plaza porque no puede estar a la intemperie, y ahora, como todo apunta a que hacer una réplica no está en los planes de este equipo de gobierno, organizamos una tourné para ver cómo lo están restaurando. Damos una rueda de prensa, enviamos comunicados e invitaciones y ponemos horario de visitas. Todo un despliegue. Lo siento pero no cuela. Lo cierto es que después de gastarse más de un millón de euros en remodelar la plaza, no se previó ni un solo euro para el monumento que le daba nombre. Lo cierto es que lejos de ubicarlo lejos de la humedad que al parecer era el principal causante del daño, lo pusieron justo encima de una fuente galáctica que lo mojaba constantemente. Lo cierto es que desoyendo los consejos que indicaban hacer una réplica antes de moverlo del sitio no se hizo nada. Y lo cierto es que ahora, cuando la solución provisional ya va por los casi 60.000 euros, se pretende despistar al personal para que vean que el viejo se está restaurando, eso sí, para dejarlo a cubierto. Pues eso, que la técnica del despiste ya no cuela.