Requiem por un cierre anunciado...

Cuando el miércoles por la mañana nos llamaban de diversos medios de comunicación para preguntarnos nuestra opinión por el CIERRE DEL MUSEO DEL JUGUETE, tenía que morderme muy mucho la lengua para no decir nada que, al reproducirse en un medio de comunicación, resultase ofensivo y/o insultante. Reconozco que tengo un especial cariño respecto de lo que este proyecto podría suponer para Ibi. Tenemos delante un diamante en bruto y hemos tenido la desgracia de tener una alcaldesa nefasta que jamás ha creído ni ha querido este proyecto.

Es así, como suena. Otras ciudades del mundo buscan alguna marca reconocible, crean iconos y proyectos artificiales, en ocasiones, invirtiendo cantidades multimillonarias, para tener algo que les haga atraer visitantes. Ibi ya lo tenía. Es el centro español del Juguete y, a pesar de la decadencia de gran parte de la industria juguetera por otros motivos, sigue siendo conocido en toda España por ser "el pueblo de los juguetes". Y ser la ciudad o el pueblo del juguete es algo más, mucho más, que ser la ciudad del plástico, o del cobre, o de las armas, o de los cables pelados, o del tupper ware. Con el debido respeto, el juguete tiene un componente eminentemente positivo por lo que supone de creatividad, de evocación de la infancia, ese lugar donde nacen los sueños, se forja la personalidad y crece lo que algún día seremos.

Y en la actualidad, cuando las familias con niños buscamos en ocasiones destinos cortos de un día, o de un fin de semana para poder hacer turismo con nuestros hijos, Ibi podría y debería de figurar con letras de oro en todas las guías y nuestro museo del Juguete y, Ojala en un futuro cercano, con la casa de los Reyes Magos como complemento perfecto junto con un entorno natural y una cercanía a las vías rápidas de comunicación, tener un polo de atracción de visitantes. De ese pequeño turismo familiar de un día o un fin de semana que, poco a poco, fuese consolidando un nicho de empleo, de riqueza y de progreso en definitiva.

Pero más allá del interés puramente crematístico que supondría para Ibi y las empresas y comercios que se podrían beneficiar, está lo sentimental. Más de cien años de historia contemplan la industria juguetera que ha hecho que Ibi, con sus errores y aciertos, sea lo que hoy es. De la que han surgido otros cientos de industrias y de diversificación productiva que hoy nos dan de comer y nos ponen en el Mapa. ¿Qué pensarán las decenas de empresas jugueteras que hace años cedieron sus fondos para ese gran museo que ya tendría que ser la fábrica de Payá? ¿Cómo es posible que tengamos una alcaldesa y diputada del partido gobernante en todos los estamentos a la que NADIE HACE NI CASO, LA CHULEAN Y SE LE RÍEN EN LA CARA? ¿Cómo es posible que quien dispone de dos secretarias, un gabinete de comunicación y ha despilfarrado a manos llenas cuestione tener dos trabajadoras en activo conservando los fondos del museo, ninguneándolas durante los tres últimos años y teniendo su futuro y su presente en el aire? ¿cómo puede ser que recibamos en el palco del ayuntamiento durante fiestas a decenas de políticos que vienen nada más que a gorronear y a aguantar la poltrona a la alcaldesa y que, uno tras otro, han pasado de nuestro proyecto más emblemático? Una vez más, siento vergüenza no de mi pueblo ni de sus gentes, pero sí de sus gobernantes. Y como siempre, estas noticias, un 2 de agosto y por la puerta de atrás. Com día ma mare, "molta por pero molt poca vergonya"

P.D. La nueva concejala de museos se ha cubierto de gloria, haciendo honor a su nombre. Llegar y hacer el ERE Y CERRAR EL MUSEO. Por cierto, que me explique, pero muy bien explicado, esa chorrada de decir que pasar a ser un museo municipal y dejar de ser valenciano es un "RETROCESO". ¿se puede decir una memez más grande, cuando la consellería nos debe dinero, no cree en el proyecto y no nos ha aportado nada?